Italia registra un aumento de las llegadas de migrantes tunecinos que huyen de la crisis en su país

Desde principios de año, aumentan sin cesar las personas que llegan desde el norte de África a las costas italianas.
Y la mayoría llegan por sus propios medios, en sus propias barcas, sin que medie la intervención ni de las oenegés que trabajan en la zona, ni de las patrulleras.
Y por primera vez en tres años, la mayoría son nacionales tunecinos que abandonan su país, sacudido por una grave crisis económica, agudizada por el coronavirus.
"El estado de emergencia en el país ha provocado un incremento de la presencia policial en el interior de las ciudades pero al mismo tiempo una contracción de las libertades individuales y de las personas. Libertades tales como la de pensamiento, manifestación, que se suman a la crisis económica que vive Túnez", explica el analista experto en migraciones, Paolo Howard.
Sicilia y, en particular, la isla de Lampedusa son el principal destino de las embarcaciones.
"Una de las razones es la proximidad geográfica. Una barca que sale desde Libia, hace unas 130 millas, la mitad para quienes parten desde Túnez, son distancias geográficas diferentes. Y luego, en Túnez tienen más disponibilidad de barcas de madera. Son embarcaciones que digamos llegan con mayor certeza a su destino aunque estén sobrecargadas", comenta el periodista de Radio Radicale, Sergio Scandura.
El crimen organizado ha cambiado sus hábitos con el coronavirus, trasladando sus actividades desde Libia a Túnez.
"En Libia muchos criminales sufren por la caída del precio del petróleo, respecto al tráfico de crudo, y las restricciones con el toque de queda hacen sus vidas más difíciles. Por esta razón, la mayoría se han trasladado a Túnez", precisa Scandura.
Resulta fundamental el papel que juegan las redes sociales.
Según las informaciones publicadas por el rotativo italiano Il Messaggero, los investigadores han comprobado cómo los traficantes contactan con los migrantes a través de plataformas como Telegram o Facebook.
Utilizan páginas que simulan ofrecer información turística, para cerrar el trato con quienes están dispuestos a pagar para llegar a Europa.
"Normalmente se trata de hombres jóvenes entre los 20 y los 30 años quienes se quieren ir. Están fascinados por lo que ven en las redes sociales. Piensan en las oportunidades de trabajo que pueden tener más fácilmente en Italia que en Libia", añade Howard.
A corto plazo nadie los va a detener en su empeño.
La tensión política y social que vive Túnez pone en peligro la estabilidad de la joven democracia norteafricana. Esto sin olvidar el conflicto en Libia.
Terreno abonado para que la crisis migratoria en el Mediterráneo empeore.