Luces en la oscuridad de Minsk. Una noche más, miles de personas se han concentrado pacíficamente en la capital bielorrusa para exigir la repetición de las elecciones presidenciales, cuyo resultado consideran fraudulento. Los manifestantes aseguran no tener miedo a la represión...
Luces en la oscuridad de Minsk. Una noche más, miles de personas se han concentrado pacíficamente en la capital bielorrusa para exigir la repetición de las elecciones presidenciales, cuyo resultado consideran fraudulento. Los manifestantes, que simbólicamente alzaban sus brazos con teléfonos encendidos, aseguraban no tener miedo a la represión:
"Somos muchos. Es imposible encerrarnos a todos, despedirnos a todos y encarcelarnos a todos. Es irreal. Si encarcelan a cien personas, doscientas protestarán mañana, porque la gente no aguanta más. Estamos al límite", explicaba una vecina de la capital.
El presidente Alexandr Lukashenko, que el pasado 9 de agosto fue oficialmente reelegido con más del 80% de los votos, acusa a Occidente de estar detrás de las protestas, y ha ordenado al Ejército reforzar la defensa de “la integridad territorial” del país.
Desde Lituania, la nueva líder opositora, la excandidata presidencial Svetlana Tijanóvskaya, pide la liberación de los presos políticos y tiende la mano a Lukashenko para, con la ayuda del Consejo de Coordinación, poner en marcha un proceso de transición que conduzca a "la celebración de nuevas elecciones transparentes y justas en las que el pueblo pueda elegir con libertad a quien quiera".
Pero Lukashenko, que no se ha apeado del sillón presidencial desde hace 26 años años, se aferra al poder y se niega a dialogar. Dos semanas de protestas se han saldado con dos muertos, cientos de heridos y miles de detenidos, aunque la mayor parte ya han sido puestos en libertad.
La Unión Europea apoya las demandas de la oposición bielorrusa y busca más el diálogo con Moscú que con Minsk para impulsar un movimiento prodemocracia muy distinto al que se vivió en la vecina Ukrania en 2004 y 2005: en Minsk no se ondean banderas estadounidenses o de la Unión Europa, solo bielorrusas.