La visita del presidente de Rusia se produce en un contexto de crecientes temores en el Ejército ucraniano de que Moscú abra pronto un nuevo frente a través de la frontera bielorrusa, sin otro objetivo que el de tomar Kiev.
Flores para Vladímir Putin en su primera visita a Minsk desde 2019. El presidente ruso fue recibido a pie de avión por su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko, el único líder europeo posicionado del lado de Moscú en su guerra con Ucrania.
La visita, según el propio Putin, se centra fundamentalmente en el aspecto económico, aunque, por supuesto, hay otros temas a tratar:
"Nuestro objetivo es el de conseguir algunos resultados en diversos ámbitos", decía el presidente ruso. "De hecho, en los últimos tiempos hemos prestado mucha atención a las cuestiones de seguridad, a la cooperación en la escena internacional. En general, deberíamos estar satisfechos con la forma en que se están construyendo nuestras relaciones en esta vía".
La visita de Putin se produce en un contexto de crecientes temores en el Ejército ucraniano de que Rusia abra pronto un nuevo frente a través de la frontera bielorrusa, sin otro objetivo que el de tomar Kiev.
"En el marco del cumplimiento consecuente de nuestra doctrina militar conjunta, Rusia y Bielorrusia hacen planes militares conjuntos. Contamos con una agrupación regional militar ruso-bielorrusa. En la actualidad en territorio de Bielorrusia practican unidades militares de nuestro país", fue todo lo que dijo Putin al respecto.
Rusia cuenta ya en efecto con tropas en Bielorrusia bajo el pretexto de nuevos "ejercicios tácticos", a lo que hay que sumar los rumores de una posible implicación bielorrusa en el ataque.
El propio Lukashenko ha insistido en repetidas ocasiones en que no tiene previsto enviar tropas bielorrusas a Ucrania, si bien, a estas alturas, ya pocos se fían de las promesas.