El turismo en Siria se enfrenta a una doble crisis tras la caída de Al Assad. El caos de seguridad y las restricciones a las libertades amenazan con un colapso total del sector, a pesar de las esperanzas de recuperación económica y el levantamiento de las sanciones.
Siria afronta serios retos para la recuperación del sector turístico, que en su día fue uno de las fuentes más importantes de la economía nacional. La realidad actual revela una profunda brecha entre las grandes esperanzas y los obstáculos que asolan al sector desde dentro y fuera.
El sector turístico en Siria ha sufrido grandes pérdidas durante los años de guerra, ya que alrededor de 544 proyectos turísticos dejaron de ejecutarse entre 2011 y 2014, lo que constituye un primer indicador de la magnitud de la destrucción de este sector vital incluso antes de que la guerra se extendiera plenamente a la mayor parte del país.
En 2019, el ministro de Turismo de Bashar al Assad, Rami Martini, reveló que 1.468 instalaciones turísticas estaban fuera de servicio, incluidos 365 hoteles y 1.103 restaurantes, además de 403 instalaciones turísticas total o parcialmente dañadas, lo que refleja el alcance de la destrucción de este sector estratégico.
Desde entonces, el Gobierno ha intentado revitalizar el sector dentro de las zonas bajo su control. En 2024, el crecimiento continuó su impulso relativo, y el número de visitantes a Siria aumentó en un 5% en comparación con el mismo periodo del año anterior, un indicador positivo a pesar de los continuos retos relacionados con las infraestructuras y la frágil situación de seguridad.
El factor seguridad: un caos que no perdona ni a las instalaciones ni a los visitantes
Sin embargo, todos estos indicadores positivos dieron un vuelco con la caída del régimen y el inicio de la transición, ya que las instalaciones turísticas se convirtieron en objetivo directo de facciones extremistas que pretenden imponer un estilo de vida estricto e incompatible con el estilo de vida al que están acostumbrados sirios y turistas.
En los últimos meses, 'Euronews' ha seguido de cerca la escalada de violencia contra instalaciones turísticas, especialmente en la capital, Damasco, Tartus y Homs. Restaurantes, cafés y lugares turísticos han sido atacados repetidamente por facciones militantes afiliadas a grupos extremistas, acusando a los propietarios de violar "normas islámicas", como servir alcohol o permitir música o baile.
En un caso, se destruyeron tiendas que vendían bebidas alcohólicas en las regiones de Damasco y Tartus, y se ha amenazado a los propietarios de restaurantes que permiten beber alcohol a sus clientes, lo que ha provocado un estado de pánico y temor por la continuidad del funcionamiento de la industria turística.
El propietario de un restaurante de Damasco declaró a 'Euronews': "Tras la caída del régimen, imaginábamos que este verano sería el comienzo de un nuevo renacimiento y que los establecimientos turísticos volverían a su antiguo esplendor, pero la sorpresa ha sido chocante. El índice de ocupación no superaba las decenas de miles, los restaurantes estaban casi vacíos y las escasas fiestas que se celebraban no duraban más de una noche debido a las presiones de seguridad".
El propietario de un complejo turístico de Latakia afirmó que la falta de seguridad es el mayor obstáculo para que el sector recupere su papel económico: "El Estado está perdiendo una importante fuente de ingresos y desaprovechando una oportunidad de relanzar la economía, sólo porque no pudo controlar la seguridad en la costa siria, donde abundan los asesinatos y los secuestros todos los días. Si se quiere invertir, primero hay que restablecer la seguridad".
Restricciones a las libertades: Decisiones que cohiben las actividades turísticas
Además del aspecto de la seguridad, han surgido problemas culturales y administrativos internos, entre los que destacan las recientes decisiones del Ministerio de Turismo sirio, que han suscitado una amplia controversia.
Entre esas decisiones se encuentran las nuevas directrices sobre la libertad de vestimenta en las playas públicas, en las que se dividen las playas en función del tipo de ropa permitida, dejando más libertad a los hoteles de lujo (4 y 5 estrellas) mientras se imponen estrictas restricciones en las playas populares.
Un economista declaró a 'Euronews' bajo condición de anonimato: "El turismo no es sólo lugares patrimoniales, mar y montaña, es también una cultura de libertades que genera dinero. La experiencia es clara en Turquía y Líbano, donde no se restringe al visitante, sino que se le ofrecen opciones. En nuestro caso, estas decisiones arbitrarias acaban con cualquier esperanza de recuperar la confianza de los turistas locales o extranjeros".
Y añadió: "En la actualidad, el Estado pierde millones de dólares con estas decisiones y contribuye a la propagación del desempleo, ya que el turismo emplea mano de obra en toda Siria. Habría sido mejor que el Ministerio de Turismo apoyara al sector en lugar de emitir decisiones que restringen las libertades. La sociedad siria es diversa y su cultura es capaz de equilibrar los valores y la libertad, sin necesidad de intervenciones arbitrarias".
Restablecer la confianza y construir un entorno seguro y libre
A pesar del pesimismo que reina en el panorama turístico, hay algunos indicadores que podrían ser prometedores, si existe voluntad política y de seguridad. En primer lugar, está el creciente interés internacional por yacimientos arqueológicos como Palmira y la antigua Alepo. En segundo lugar, está la demanda interna de turismo interno a pesar del bajo nivel de ingresos. Y por último, destaca la posibilidad del regreso de turistas árabes y europeos si se estabiliza la situación de seguridad y se regularizan los servicios.
Pero para lograrlo, los expertos creen que el Gobierno de transición debe, en primer lugar, restablecer la seguridad y la estabilidad y, en segundo lugar, reconsiderar las decisiones que restringen las libertades, aunque pretendan preservar la moralidad.
El turismo, como dice un restaurador: "No es sólo un edificio o una playa, es una experiencia humana que empieza con la libertad y termina con la comodidad". Sin medidas prácticas para reformar el entorno de seguridad, cultural y turístico, Siria seguirá lejos de recuperar su papel como importante destino turístico de la región".
En la actualidad, muchos esperan pérdidas significativas si no se corrigen, sobre todo porque la población espera inversores en este sector vital y esencial, y más allá de las sanciones económicas recientemente levantadas, el verdadero reto sigue siendo restablecer la confianza y construir un entorno seguro y libre que incentive el regreso de los turistas.