Según el Presidente del Partido de Tisza, Hungría no puede seguir siendo un país transbordador entre Occidente y Oriente, debe sentarse de una vez por todas a la mesa de Occidente.
Péter Magyar habló de ello en el acto de su partido en Székesfehérvár, donde formuló principalmente objetivos de política exterior. Criticó largamente al Gobierno de Orbán por haber hundido las antes excelentes relaciones polaco-húngaras hasta un nuevo mínimo.
"Por eso, el primer viaje del primer ministro del Gobierno de Tisza no será a Moscú ni a Pekín, sino a Varsovia. Su segundo viaje le llevará a Viena, y el tercero a Bruselas, y no volverá a casa hasta que haya abierto la puerta a los fondos bloqueados de Bruselas y haya traído a casa los 800.000 forintos (aproximadamente 2.160 euros) de ayuda de la UE per cápita a los que tiene derecho el pueblo húngaro", dijo Péter Magyar.
Además del restablecimiento del giro polaco-húngaro, el político enumeró entre las tesis más importantes de su partido en política exterior el cultivo de las relaciones de buena vecindad de Hungría y la cooperación con la UE, la OTAN y los países V4.
Al mismo tiempo, Péter Magyar reiteró que ni su partido, ni sus partidarios, ni la mayoría de los húngaros apoyan la adhesión acelerada de Ucrania a la UE, y que el Partido de Tisza sólo aceptará un compromiso que proteja los intereses húngaros.
El político de la oposición se refirió repetidamente a Viktor Orbán como primer ministro saliente y dijo que la política pendular siempre sale mal, refiriéndose al primer ministro húngaro. Afirmó que el Partido Tisza se está preparando para gobernar el país con un programa profesional ejecutable si gana las elecciones del próximo año.