Kiev sigue atacando las infraestructuras energéticas rusas que, según dice, son una de las principales fuentes de financiación del Kremlin para su invasión, mientras intenta presionar a Putin para que cese las hostilidades y se siente a negociar la paz.
Nuevos informes indican que las Fuerzas Armadas de Ucrania han atacado y dañado una refinería de petróleo en la ciudad rusa de Volgogrado durante la noche del jueves, mientras Kiev intensifica su campaña contra la infraestructura energética del Kremlin que, según sostiene, ayuda a financiar la invasión a gran escala de Ucrania.
En la plataforma de mensajería Telegram han circulado fotos y vídeos en los que los residentes afirman haber visto drones y proyectiles dirigiéndose hacia la refinería de Volgogrado, así como defensas aéreas activas en las primeras horas del jueves.
Un edificio residencial y varias viviendas resultaron dañados en el ataque, informó el gobernador de la región de Volgogrado, Andrey Bocharov, quien añadió que una persona había muerto. "Un civil, un hombre de 48 años, murió a consecuencia de la metralla causada por el bombardeo", escribió Bocharov en un post en su canal oficial de Telegram.
El gobernador de Volgogrado también confirmó que se produjo un incendio en el distrito industrial de Krasnoarmeysky. La refinería se encuentra a unos 450 kilómetros del territorio controlado por Ucrania, en Kramatorsk, en la región oriental de Donetsk.
La refinería, operada por el gigante petrolero ruso Lukoil, desempeña un papel clave en el suministro de combustible a las fuerzas armadas rusas, en particular a las unidades presentes en el Donbass ucraniano, la línea de frente más activa en la invasión que comenzó hace ya casi cuatro años.
La instalación ya había sido blanco de ataques de las fuerzas ucranianas en el pasado y se vio obligada a detener su producción en al menos una ocasión tras sufrir daños críticos.
Mientras tanto, también han circulado informes sobre otro ataque ucraniano, dirigido contra la central térmica de Volgorechensk, en la región de Kostroma, que, según los telegramas rusos locales, recibió el impacto de los drones. La central se encuentra a unos 750 kilómetros de las tropas ucranianas, lo que pone de manifiesto el alcance de los ataques de Kiev dentro de Rusia.
También se informó de otros ataques contra instituciones energéticas rusas, incluido un depósito de petróleo en la anexionada península de Crimea. El depósito fue atacado en Bitumne, cerca de Simferopol, que también desempeña un papel clave en el suministro de combustible a las fuerzas y unidades rusas cercanas.
La guerra de Rusia continúa
El Ejército ucraniano aún no ha comentado su reciente oleada de ataques. Sin embargo, estas acciones forman parte de una estrategia general de "llevar la guerra a los rusos de a pie" sin llegar a poner sus vidas en peligro.
Ucrania ha declarado anteriormente que los ataques contra instalaciones energéticas afectarán a la población y posiblemente desencadenarán presiones internas sobre el presidente Vladimir Putin para que ponga fin a la guerra y contemple iniciativas de paz, así como conversaciones encaminadas a instaurar un alto el fuego inmediato.
Mientras tanto, los ataques rusos siguen teniendo como objetivo ciudades ucranianas. Ocho personas resultaron heridas y se desataron varios incendios en la ciudad de Kamianske, en la región de Dnipropetrovsk, en medio de los ataques nocturnos de drones rusos.
"El enemigo lanzó un ataque a gran escala con drones contra Kamianske. Ocho personas han resultado heridas. Se han declarado varios incendios en la ciudad. El tejado y los techos de una de las entradas de un edificio de cuatro plantas quedaron parcialmente destruidos", declaró Vladyslav Haivanenko, jefe en funciones de la Administración Militar de la región de Dnipropetrovsk.
Haivanenko añadió que el ataque se dirigió principalmente contra infraestructuras civiles, señalando que muchas viviendas y vehículos fueron destruidos en los ataques. Los ataques rusos en Ucrania no han dado señales de disminuir pese a los esfuerzos mundiales encabezados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin a la guerra que Moscú inició en febrero de 2022.