El incendio en la Zona Azul de la conferencia de la ONU sobre el clima obligó a realizar evacuaciones y paralizó las negociaciones, mientras la cumbre se acerca a su fin con muchos acuerdos pendientes.
El jueves se declaró un incendio en una de las tiendas de la COP30, en Belém (Brasil), lo que obligó a evacuar el lugar e interrumpió temporalmente las negociaciones climáticas de la ONU en un momento crítico, cuando los delegados intentaban alcanzar un acuerdo para reforzar los esfuerzos globales en materia ambiental.
El fuego se originó en el pabellón de la Zona Azul, donde tienen lugar los eventos paralelos a las negociaciones oficiales. Aunque fue controlado en cuestión de minutos, las autoridades decidieron desalojar todo el recinto por precaución y para garantizar la seguridad.
13 personas tuvieron que ser atendidas por inhalación de humo.
El viernes era el último día de la cumbre y las negociaciones avanzaban con lentitud, por lo que la presidencia había previsto inicialmente que ministros y diplomáticos trabajaran hasta tarde el jueves. El incendio terminó por desestabilizar un proceso que ya avanzaba con dificultad.
La conferencia ya había incumplido el plazo autoimpuesto del miércoles para alcanzar acuerdos sobre cuestiones clave, como la financiación de la lucha contra el cambio climático o la transición de un acuerdo a otro.
"Significa que hay mucho que hacer con muy poco tiempo. Ya había enormes abismos que salvar y esto no ayudará", afirmó Teresa Anderson, responsable de justicia climática de ActionAid. Algunos negociadores temen que el retraso, sumado a la falta de consenso inicial, obligue a aceptar concesiones adicionales.
"La gente tiende a sentirse un poco más cercana durante una emergencia como esta, (...) pero hay intereses fundamentales bastante profundos en juego", señaló el veterano observador de las negociaciones climáticas Alden Meyer, del grupo de reflexión europeo E3G, "se podría obtener algo tan débil que nadie lo quiera".
Pocas horas antes del incendio, el secretario general de la ONU, António Guterres, había instado a los países a "mostrar voluntad y flexibilidad para obtener resultados", lo que, según él, exige "compromiso y terreno común".
Guterres, sin embargo, subrayó que está "perfectamente convencido" de que se podrá alcanzar un acuerdo incluso en los temas más polémicos. Añadió que no adoptar las medidas más contundentes sería un fracaso.