La ministra de Hacienda británica, Rachel Reeves, afronta el reto de recaudar entre 20.000 y 30.000 millones de libras, según estimaciones, con su credibilidad y la del Gobierno en juego.
La ministra de Hacienda británica, Rachel Reeves, presentará este miércoles sus segundos presupuestos, en los que debe encontrar miles de millones en ingresos adicionales mientras el país afronta un crecimiento débil y unos costes de endeudamiento elevados. Con los sondeos en declive, la titular de Hacienda debe equilibrar el apoyo a la actividad económica con la necesidad de mantener a los votantes de su lado.
Los analistas advierten que cualquier paso en falso podría disparar el coste del endeudamiento, golpear a los contribuyentes o dañar las perspectivas políticas del Partido Laborista, lo que convierte estos presupuestos en los más decisivos de los últimos años.
Se estima que se necesitan entre 20.000-30.000 millones de libras (entre 22.700 y 34.000 millones de euros) para disponer de margen de maniobra frente a costes imprevistos, según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. A principios de noviembre, los laboristas insinuaron una rara subida del impuesto sobre la renta, pero después rebajaron el plan a una serie de aumentos menores. La primera opción podía costarles votos, la segunda quizá no baste para satisfacer a los mercados.
"La presión es máxima para sacar suficientes medidas fiscales de alto impacto con las que cubrir el aumento de prestaciones, sueldos y unos intereses de deuda persistentemente elevados", dijo Danni Hewson, responsable de análisis financiero en AJ Bell.
"Para la ministra y el primer ministro, parece un momento decisivo. Para los contribuyentes, no hay duda de que esto va a doler, la única pregunta es cuánto", dijo Tom Selby, director de política pública en AJ Bell.
Promesas políticas frente a necesidades económicas
El Gobierno laborista ha descartado en repetidas ocasiones subir el impuesto sobre la renta, las cotizaciones a la Seguridad Social o el IVA, mientras promete elevar el nivel de vida de los trabajadores. Entre sus prioridades figuran abaratar el coste de la vida, reducir las listas de espera del NHS y recortar la deuda pública.
Al mismo tiempo, la ministra debe ceñirse a sus reglas fiscales férreas, ya que los presupuestos pondrán a prueba la confianza de los mercados en el enfoque del Gobierno británico. Los inversores en bonos acogerían medidas dolorosas, pero efectivas, que supongan sacrificios a corto plazo a cambio de crecimiento a largo.
Se da por hecho que Reeves subirá impuestos para cubrir un déficit de varios miles de millones en las cuentas públicas, en un contexto de crecimiento anémico y costes de endeudamiento persistentemente altos.
"Si el mercado de bonos concluye que Reeves no está imponiendo un control férreo de las finanzas públicas, existe un riesgo real de ventas masivas que dispararían el coste de las hipotecas y de la deuda del Estado", dijo Tom Selby, director de política pública en AJ Bell.
Es un momento de alto riesgo para el Gobierno, que languidece en las encuestas apenas un año y medio después de llegar al poder, con los índices de popularidad del primer ministro, Keir Starmer, en terreno claramente negativo.
Impuesto sobre la renta
Los planes para una subida general del impuesto sobre la renta han sido descartados. El foco se traslada ahora a cambios más pequeños y a congelar los umbrales, lo que podría empujar a millones a tipos más altos. "El daño que ya ha causado esta política es evidente, con más de 8,3 millones de personas pagando hoy el tipo superior o adicional", afirmó Rachel Vahey, responsable de política pública en AJ Bell. Añadió que extender este impuesto silencioso "llevará a más trabajadores y pensionistas a pagar tipos más altos".
Impuestos sobre patrimonio y vivienda
Se ha sugerido un impuesto sobre el patrimonio para quienes tengan activos superiores a 10 millones de libras (11,3 millones de euros). También se barajan mayores impuestos sobre plusvalías y un 'mansion tax' sobre viviendas de alto valor, aunque los expertos advierten de que podrían desincentivar la inversión y ser políticamente controvertidos.
Según el análisis de Capital Economics, los impuestos sobre la vivienda "serían un viento en contra para la actividad y los precios", y "gravar a los arrendadores podría restringir aún más la oferta de alquiler frente a la demanda y apuntalar los alquileres".
Cotizaciones a la Seguridad Social y pensiones
Los analistas de AJ Bell creen improbable una subida general de las cotizaciones. Pero reformas del 'salary sacrifice' para pensiones, un mecanismo fiscal que permite aportar más al plan sin recortar el salario neto, podrían reducir ese beneficio y recaudar 2.000 millones de libras (2.300 millones de euros).
Sin embargo, esto dejaría a los trabajadores con fondos de jubilación más pequeños. "Una persona de 35 años que gane 50.000 libras (56.766 euros) al año podría afrontar un agujero de 22.060 libras (25.045 euros) en su pensión a los 65 con estos planes", dijo Charlene Young, de AJ Bell.
Inversiones y ahorro
Según Bloomberg, la ministra prepara un recorte del límite anual libre de impuestos de las cuentas ISA en efectivo, de 20.000 a 12.000 libras (de 22.753 a 13.650 euros), en un intento de canalizar más ahorro de los hogares hacia inversiones en el Reino Unido.
Los analistas también esperan medidas como la exención del impuesto de timbre en las nuevas emisiones de acciones británicas, cambios en la fiscalidad de los dividendos y posibles ajustes del impuesto de sucesiones. Algunos expertos advierten que ciertas reformas podrían confundir a los inversores o incluso desalentar la participación en el mercado.
Contexto económico
El primer ministro, Keir Starmer, ha afirmado que el crecimiento económico es central en la misión del Gobierno. Sin embargo, el PIB crece con lentitud (0,1% entre julio y septiembre), el desempleo ha subido al 5% y la inflación sigue por encima del objetivo. "El próximo reto será asegurar que el presupuesto que se avecina impulse, y no frene, el crecimiento", dijo James Smith, director de investigación en la Resolution Foundation.
Como unos impuestos más altos podrían lastrar el crecimiento y la inflación, un rendimiento más débil podría llevar al Banco de Inglaterra a recortar los tipos desde el nivel actual del 4%.
Pese a los problemas fiscales del Reino Unido, los inversores creen que la economía seguirá avanzando. Según Quilter, el crecimiento del PIB real se prevé en el 1,2% en el Reino Unido tanto en 2025 como en 2026, mientras que la inflación bajará, pero se mantendrá por encima del objetivo.
Los inversores prevén que los tipos en el Reino Unido caigan a un rango del 3% al 3,5% a finales del próximo año. Un recorte podría llegar este diciembre, con dos o tres más previstos en 2026.
Mientras el Gobierno afronta un cóctel de dificultades económicas, "los próximos presupuestos son una prueba crucial para este Gobierno y nos dirán si realmente priorizan el crecimiento económico", señaló Lindsay James, estratega de inversión en Quilter. Añadió que "cualquier coste adicional o punitivo que se imponga a las empresas corre el riesgo de frenar la inversión y la expansión justo cuando ambas son desesperadamente necesarias".