Varios países europeos han derogado los impuestos sobre el patrimonio en las últimas décadas. En 2025, solo tres seguían gravando el patrimonio neto de las personas físicas, mientras que otros pocos solo gravaban determinados activos.
La desigualdad de la riqueza es evidente en todo el mundo, incluida Europa. A principios de 2025, el 5% más rico de la población de la eurozona controlaba el 45% de la riqueza neta de los hogares, mientras que el 10% más acaudalado concentraba el 57,4%, según datos del Banco Central Europeo (BCE).
Esta fuerte concentración mantiene vivo el debate sobre los impuestos al patrimonio en numerosos países. Recientemente, el multimillonario francés Bernard Arnault se opuso con firmeza a una propuesta de gravamen del 2% sobre los ciudadanos con activos superiores a 100 millones de euros, calificándola de "ofensiva mortal para nuestra economía".
Según la Tax Foundation, en 2025 solo España, Noruega y Suiza mantenían impuestos sobre el patrimonio neto de las personas físicas, aunque con diferentes tipos y umbrales de aplicación. Otros países, como Francia, Italia, Países Bajos y Bélgica, aplican gravámenes únicamente a determinadas categorías de activos, pero no a la riqueza neta global de los contribuyentes.
En España, el impuesto sobre el patrimonio neto es progresivo y varía entre el 0,16% y el 3,5% para patrimonios superiores a 700.000 euros. Los residentes tributan por sus activos en todo el mundo, mientras que los no residentes solo lo hacen por los localizados en España.
En 2022, el Gobierno central introdujo además el Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas, con tipos entre el 1,7% y el 3,5% para fortunas superiores a 3 millones de euros. Aunque inicialmente se planteó como una medida temporal frente a la crisis del coste de la vida, terminó consolidándose como permanente. Este tributo es complementario al impuesto general sobre el patrimonio.
Noruega, por otro lado, grava con un impuesto sobre el patrimonio neto del 1% el patrimonio individual superior a 1,7 millones de coronas noruegas (145.425 euros) y hasta 20 millones de coronas noruegas (1,71 millones de euros). Para patrimonios superiores a 20 millones de coronas noruegas, el tipo aumenta al 1,1%. Del total, el 0,7% va a los municipios y el 0,3% al Gobierno central.
La clase media suiza se ve muy afectada
Según el informe de la OCDE 'The Role and Design of Net Wealth Taxes', el impuesto sobre el patrimonio neto en Suiza se caracteriza por sus umbrales de exención relativamente bajos, que varían de un cantón a otro. Esto hace que no solo afecte a los hogares más ricos, sino también a una parte significativa de la clase media.
En 2025, de acuerdo con PwC, en el cantón de Zúrich el impuesto comienza a aplicarse a partir de los 80.000 francos suizos (85.560 euros) para contribuyentes solteros, con un tipo inicial del 0,05%. Para los contribuyentes casados y las familias monoparentales con hijos menores, el umbral asciende a 159.000 francos suizos (170.090 euros).
El gravamen es progresivo y alcanza un 0,3% sobre el patrimonio que supere los 3.262.000 francos suizos (3,49 millones de euros) en el caso de los solteros, y los 3.342.000 francos suizos (3,58 millones de euros) para contribuyentes casados o padres solteros con hijos menores.
Impuestos sobre el patrimonio que gravan sólo determinados activos
En Francia, los residentes fiscales están sujetos a un impuesto sobre el patrimonio inmobiliario si el valor neto de sus bienes inmuebles en todo el mundo alcanza al menos 1,3 millones de euros. En el caso de los no residentes, el gravamen se aplica únicamente cuando el valor de sus activos inmobiliarios en Francia iguala o supera ese umbral.
Según el nivel patrimonial, el tipo impositivo puede llegar hasta el 1,5%. Italia, Bélgica y Países Bajos también aplican gravámenes sobre determinados activos, principalmente financieros, aunque no cuentan con un impuesto general sobre el patrimonio neto.
¿Cuánto recaudan los países con estos impuestos?
La recaudación generada por los impuestos sobre el patrimonio, así como su peso en el conjunto de los ingresos fiscales, permite medir su alcance real y su eficacia.
Según la OCDE, en 2023 Suiza obtuvo 9.500 millones de euros por este concepto, equivalentes al 4,3% de su recaudación total. España ingresó 3.100 millones de euros (0,6% del total), Noruega recaudó 2.700 millones (1,5%) y Francia 2.300 millones, apenas un 0,2% de sus ingresos fiscales.
En términos de producto interior bruto, la contribución es aún más reducida. Ese mismo año, los ingresos procedentes de los impuestos sobre el patrimonio neto oscilaron entre el 0,21% del PIB en España y el 1,16% en Suiza.
¿Qué países han derogado el impuesto sobre el patrimonio en las últimas décadas?
"Aunque las discusiones sobre la imposición de impuestos sobre la riqueza están aumentando, especialmente porque los gobiernos buscan dirigirse a los ricos y generar ingresos, la tendencia general es derogarlos", dijo a 'Euronews Business' Cristina Enache, economista de Tax Foundation.
En los últimos 30 años, numerosos países han eliminado el impuesto individual sobre el patrimonio. El número de miembros de la OCDE que lo aplicaban pasó de 12 en 1990 a solo 4 en 2017. Entre los que lo derogaron figuran Austria (1994), Dinamarca (1997), Alemania (1997), Países Bajos (2001), así como Finlandia, Islandia y Luxemburgo (todos en 2006) y Suecia (2007).
Se han señalado varias razones para explicar la derogación de los impuestos sobre el patrimonio neto. Según el informe de la OCDE, los principales argumentos apuntan a los elevados costes de eficiencia y al riesgo de fuga de capitales. El documento concluye que, dada la creciente movilidad del capital y el fácil acceso de los contribuyentes más ricos a los paraísos fiscales, "los impuestos sobre el patrimonio neto a menudo no alcanzaban sus objetivos redistributivos".
Riesgo de fuga de capitales
Cristina Enache señaló que las grandes expectativas chocan a menudo con las realidades prácticas de cómo responden los contribuyentes, ya que cada vez más países debaten impuestos sobre la riqueza para centrarse en los ricos y generar ingresos sustanciales.
"Cuando un impuesto se concentra en unos pocos individuos ricos y con gran movilidad, incluso un pequeño aumento del tipo impositivo puede provocar la fuga de capitales y el traslado de los individuos ricos a jurisdicciones vecinas", afirmó.
Enache también señaló que los contribuyentes que huyen del país no solo se llevan consigo los ingresos del impuesto sobre el patrimonio, sino también los de los impuestos sobre la renta y el consumo, que son las fuentes de ingresos más importantes para los países europeos.