El impulso de Uzbekistán a las energías renovables está en constante desarrollo, lo que refleja la ambición del país de equilibrar modernización económica, seguridad energética y responsabilidad medioambiental.
Desde que ratificó el Acuerdo de París en 2018, Uzbekistán se ha comprometido a reducir la intensidad de sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 10 % respecto a los niveles de 2010, con 2030 como fecha límite.
Aunque los combustibles fósiles, sobre todo el gas natural, han dominado durante mucho tiempo la combinación energética del país, las nuevas políticas están acelerando la expansión de las energías renovables. Para 2030 se espera que la energía solar, eólica e hidroeléctrica genere más de la mitad de la electricidad de Uzbekistán.
Las asociaciones internacionales y las inversiones privadas son fundamentales para esta transformación. Empresas de Arabia Saudí, China y Europa están ayudando a financiar nuevos proyectos mediante acuerdos de compra de energía y asociaciones público-privadas respaldadas por licitaciones competitivas y tarifas garantizadas.
En todo el país están tomando forma proyectos a gran escala, desde la primera central hidroeléctrica construida en el país, en la región de Namangan, hasta las cinco grandes centrales eólicas que funcionan en la actualidad.