Este martes se celebra en todo el mundo el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. España, gracias a sus leyes y mecanismos, se ha vuelto un referente en la lucha contra esta lacra social; sin embargo, los expertos consideran que aún queda trabajo por hacer.
En los últimos años, España se ha consolidado como un referente europeo en la lucha contra la violencia machista: por la visibilidad pública del problema, por el desarrollo legislativo y por la creación de dispositivos de atención y protección que buscan ofrecer una respuesta integral a las víctimas.
Desde campañas de sensibilización y programas educativos hasta servicios especializados, órdenes de protección y protocolos de coordinación entre administraciones, el modelo español suele citarse como ejemplo por su ambición y por haber situado la erradicación de la violencia de género como una prioridad política y social.
Pero ese reconocimiento no oculta sus grietas. Persisten desigualdades territoriales en la aplicación de las medidas, lagunas en la atención a colectivos vulnerables, saturación de recursos asistenciales, demoras judiciales y carencias en prevención y formación. A ello se suman nuevas formas de violencia, económica, digital o vinculada a contextos migratorios, que exigen adaptar y reforzar las respuestas actuales. La tensión entre el avance normativo y las dificultades de implementación sigue siendo uno de los grandes retos.
"No hay un único elemento que falle en el sistema, sino una concatenación de circunstancias que no se están solventando", asegura Virginia Álvarez, jefa del Área de Investigación y Asuntos Internos en Derechos Humanos de Amnistía Internacional en España, quien advierte además que la violencia contra las mujeres "está muy arraigada en el sistema".
El programa VioGén, "un sistema único"
Uno de los principales mecanismos con el que se quiere combatir esta lacra en España es con el programa VioGén, puesto en marcha en 2007 por el Ministerio del Interior para recopilar información sobre víctimas, evaluar su riesgo y proporcionar protección coordinada, incluyendo alertas, avisos y seguimiento interinstitucional.
Aún con sus fallos, una delegación de la Policía griega se desplazó recientemente a Madrid para conocer de primera mano este programa, que integra bases de datos, evaluación de riesgos, alertas y avisos para personas en peligro.
Durante la visita, la comitiva griega pudo informarse en detalle sobre el funcionamiento del sistema, las herramientas de evaluación de riesgos, los protocolos de cooperación con servicios sociales e institucionales y las tecnologías utilizadas para el seguimiento y apoyo a las víctimas.
Antonio Andrés, catedrático de Psicología de la Violencia en la Universidad de Barcelona, considera que el sistema VioGén ocupa una posición única en el panorama internacional. Sostiene que su diseño sigue los estándares más avanzados de evaluación del riesgo y que, aunque otros países cuentan con herramientas similares, ninguno ha logrado integrarlas en una plataforma informática de alcance estatal. A su juicio, esta integración convierte al modelo españolen una herramienta "universal y de uso constante" dentro de la prevención de la violencia de género.
El profesor explica que VioGén es, ante todo, un instrumento policial, aunque tenga extensiones en el ámbito penitenciario o sanitario. Destaca que su implantación en prácticamente todas las fuerzas de seguridad lo convierte en uno de los pilares preventivos del país, ya que permite ajustar los recursos según el nivel de riesgo detectado. Insiste en que su valor principal está en esa capacidad de "relacionar el nivel de riesgo con la intensidad de la protección", algo especialmente relevante en un fenómeno tan amplio como la violencia de género.
Andrés recuerda que ningún sistema predictivo es infalible y subraya que VioGén no pretende adivinar el futuro. Explica que todos los modelos, desde los sismológicos hasta los económicos, cometen errores, pero señala que en este caso muchos de los pronósticos no se cumplen precisamente porque se activan medidas preventivas.
Sostiene que estos errores "no importan" cuando derivan en protección efectiva, pero reconoce que los fallos que sí terminan en casos graves tienen un enorme eco social, pese a ser muy minoritarios.
La Ley Integral de 2004, un "hito importante" que no basta
Al margen de las herramientas específicas, ambos expertos coinciden en destacar la importancia que juegan las leyes a la hora de combatir la violencia de género. En este sentido, desde Amnistía Internacional, Álvarez reconoce el valor de la Ley Integral, de 2004, una legislación pionera que estableció medidas para prevenir, sancionar y erradicar estos casos, pero que, según cree, no es suficiente.
"La Ley Integral de 2004 fue un hito importante porque visibilizó la violencia que sufren las mujeres por el hecho de serlo (...) pero no basta con tener una buena ley: necesitamos evaluaciones profundas para saber qué está fallando y por qué", sostiene Álvarez.
A modo de ejemplo, la experta señala cómo "muchas mujeres" renuncian a "pedir ayuda" debido a los numerosos "obstáculos administrativos y burocráticos" que se encuentran a lo largo del proceso. "La prevención no es solo protección; implica educación, campañas y no banalizar la violencia de género".
En el plano legislativo, Andrés considera que la ley española sigue siendo una de las más avanzadas de Europa, aunque mantiene una definición restrictiva que deja fuera formas de violencia reconocidas en el Convenio de Estambul.
Señala que la norma se centra exclusivamente en la violencia en la pareja o expareja y, considera, que esta limitación deja sin cobertura otros tipos de agresiones. Aun así, destaca que su carácter integral, al implicar a Justicia, Sanidad, Educación y otras áreas, ha sido decisivo para la eficacia del modelo español. "Tenemos una ley que establece mecanismos, establece recursos, pero hay que garantizar que se está aplicando adecuadamente", recalca el catedrático.
Andrés advierte también de que centrar el debate público casi exclusivamente en los feminicidios ofrece una visión incompleta. Recuerda que por cada asesinato existen "cientos de mujeres con lesiones graves, ingresos hospitalarios o secuelas permanentes", fenómenos que apenas tienen representación mediática. Celebra que España ha reducido los feminicidios hasta situarse entre los niveles más bajos de Europa, pero teme que el país podría haber alcanzado un "efecto suelo" que hace difícil seguir bajando las cifras.
Por último, lamenta que hayan dejado de actualizarse periódicamente herramientas como la macroencuesta de violencia contra la mujer. Señala que disponer de datos regulares es crucial para mantener políticas preventivas eficaces y advierte de que este es un fenómeno dinámico, sin soluciones permanentes: "Puede volver a empeorar si bajamos la guardia".
El 25N estará marcado por las movilizaciones feministas
El Día Internacional contra la Violencia de Género, de celebración global, está fijada en honor a las hermanas Mirabal, que el 25 de noviembre de 1960 fueron torturadas y asesinadas por la dictadura del General Trujillo. La conmemoración de este día parece más necesario que nunca; en una reciente encuesta del Instituto 40dB, tan solo el 35% de los hombres menores de 29 años reaccionó con "mucho" o "bastante" a la frase "hay demasiado machismo en la sociedad", frente al 82% de las mujeres.
Esta percepción se ensancha cuanto más se baja en el tramo de edad y es una de las reivindicaciones del movimiento feminista que se movilizará en distintos países. En España, en particular, será el cuarto año en el que habrá dos convocatorias distintas. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha confirmado que participará en ambas.
La diferencia entre ambas acciones nació en referencia a la tramitación de la llamada Ley Trans y por las visiones divergentes en cuanto a la prostitución entre la parte abolicionista del movimiento y la regulacionista.