Muchos europeos han asumido hipotecas elevadas para afrontar el coste de la vivienda. Para muchos, eso implica recortar el gasto diario. Pero ¿qué se reduce primero?
En torno al 75% de los europeos se vieron obligados a recortar su gasto para afrontar las cuotas de la hipoteca en 2025. Es la media de los 23 países incluidos en el último Informe de Tendencias de la Vivienda en Europa, publicado por RE/MAX Europe.
Cuando los titulares de hipoteca necesitan reducir o dejar de gastar para poder pagar el préstamo, las prioridades sobre qué recortar varían según el país. La mayoría reduce las salidas, los artículos de lujo y las vacaciones.
En los 23 países analizados, cerca del 25% de los titulares de hipoteca "no han tenido que recortar, buscar alternativas ni dejar de comprar cosas para poder pagar su hipoteca", según el Informe de Tendencias de la Vivienda en Europa 2025 de RE/MAX.
Este porcentaje va del 7% en Malta y Rumanía al 44% en Países Bajos, lo que indica que casi la mitad de los titulares de hipoteca en Países Bajos se sienten cómodos pagando sus préstamos. Lituania (42%), el Reino Unido (37%) y Suiza (36%) son otros países donde los hipotecados se sienten comparativamente mejor.
La proporción de titulares de hipoteca que no necesitó reducir su gasto para seguir el ritmo de los pagos es inferior al 15% en varios países, lo que refleja que una amplia mayoría ha tenido dificultades para afrontar su hipoteca. Entre ellos figuran Malta, Rumanía, Hungría, Irlanda, Turquía, Eslovenia, Grecia, Croacia e Italia.
Entre las cinco mayores economías de Europa, el Reino Unido (37%) presenta el mejor resultado, claramente por encima de la media del 25%. Le siguen Alemania y España (22% cada una), Francia (21%) e Italia (14%).
¿Qué se recorta primero?
De media, los titulares de hipoteca sacrifican primero las salidas, incluidas las citas y las visitas al cine, festivales, clubes y pubs. El 41% de todos ellos afirmó haber decidido no salir al menos una vez para ahorrar y poder afrontar sus pagos.
Si el cálculo se limitara a quienes dijeron tener dificultades para pagar su hipoteca, la proporción que dejó de salir aumentaría hasta el 55%.
En segundo lugar, aparecen los artículos de consumo de lujo, como alimentos de gama alta, alcohol y productos de aseo de alta gama, con un 38% de los titulares de hipoteca recortando o suspendiendo estas compras. Las vacaciones siguen de cerca en tercer puesto.
Casi tres de cada diez (29%) recortaron o dejaron de comprar ropa y calzado al menos una vez. Otros sacrificios incluyen electrónica, servicios de suscripción, artículos para aficiones, material deportivo, clases y abonos de gimnasio, además de productos básicos como alimentos y artículos de higiene.
Las decisiones sobre qué reducir o dejar de comprar para poder pagar la hipoteca varían ampliamente entre países.
Por ejemplo, en Grecia, Hungría, Rumanía y Turquía, los titulares de hipoteca tienden a recortar antes en artículos esenciales por la fuerte presión sobre los presupuestos domésticos. En cambio, en el Reino Unido, Países Bajos, Suiza, Lituania y Luxemburgo, las reducciones son más suaves y selectivas, a menudo evitando recortes que afectarían de forma importante a su vida.
El problema son los costes energéticos
Luca Bertalot, secretario general de la Federación Hipotecaria Europea, señaló que hay un importante debate político en marcha sobre la asequibilidad de la vivienda y las hipotecas.
Explicó que algunos mercados dependen en gran medida de las hipotecas a tipo fijo y otros tienden a ofrecer tipos variables, en los que el interés fluctúa cada mes. "Esto está vinculado también a la naturaleza de la infraestructura financiera del país", dijo a 'Euronews Business'.
"En Alemania, o ahora en España, hay una tendencia a usar más hipotecas a tipo fijo", añadió. Aun así, Bertalot sostuvo que, cuando se habla de falta de asequibilidad, el problema de fondo no es el tipo de hipoteca, porque los prestatarios eligen si asumir tipos variables o no. Señaló que los titulares de hipoteca pueden hacer sus propias valoraciones, ya que el sistema es transparente. "Para mí, ¿dónde está el riesgo? El coste de la energía, por el contrario, es algo que la familia no puede controlar", dijo.