Más de 50 artistas y colectivos han cancelado su participación en el Sónar, mientras el público exige coherencia a los festivales y una ruptura efectiva de sus vínculos económicos con Israel.
Si tiene pensado asistir a un festival de música en España este verano, quizá se plantee por primera vez dónde irá exactamente el dinero de su entrada o de las consumiciones que hará durante el evento. Atrás quedaron las temporadas de música en directo en las que la única preocupación era conseguir un buen lugar en la pista para disfrutar de la banda favorita.
Este verano, algunos artistas y buena parte del público de algunos de los principales macrofestivales en España, como Viña Rock, Sonar, Resurrection Fest y Monegros Desert Festival, entre otros, han dado prioridad a sus principios éticos y se han negado a participar en estos eventos.
Negocios en zonas ocupadas ilegalmente por Israel
La razón es la conexión entre Superstruct Entertainment, grupo organizador de los citados festivales, con el fondo Kohlberg, Kravis, Roberts & Co (KKR), que lleva a cabo promociones de inversiones inmobiliarias en zonas reconocidas por el derecho internacional como palestinas y que han sido ocupadas ilegalmente por Israel.
KKR, junto con la sociedad anónima CPP investments, es el inversor mayoritario en los negocios clasificados del grupo alemán Axel Springer. Uno de estos negocios clasificados es Yad2, que publica anuncios de viviendas en Jerusalén Este, Gaza y Cisjordania.
El grupo Superstruct Entertainment fue absorbido por KKR en 2024. El público español pudo estar al tanto de las implicaciones de esta noticia con las publicaciones de 'Eldiario.es' y 'El Salto' en enero y mayo de 2025, respectivamente, y que provocaron la reacción inmediata de varios artistas independientes.
Los festivales Sonar y el Viña Rock reivindican su independencia
El festival Viña Rock, reconocido por el carácter contestatario de los artistas en su programación, se celebró del 1 al 3 de mayo sin las bandas Reincidentes, Fermín Muguruza, Porretas y Sons of Aguirre y pese a las duras críticas que recibió el evento en las redes sociales.
"Hemos decidido no volver a participar en el festival Viña Rock ni en el resto de festivales adquiridos por KKR hasta que éste cambie de manos", declaró Sons of Aguirre, tras unirse a los comunicados de las otras bandas, en apoyo a Palestina.
Tras las presiones, el festival respondió con un comunicado en el que hablaba de "campaña de difamación" y aseguraba su "independencia" con respecto a sus vinculaciones con KKR, ya que "es fundamental dejar claro que (KKR) no ejerce influencia alguna sobre el funcionamiento y mucho menos sobre la identidad, programación o valores del festival Viña Rock", señala el texto difundido por la organización. Aunque la respuesta no fue suficiente para los internautas, que la calificaron de hipócrita e incoherente.
El festival Sónar se celebró el fin de semana del 12 al 14 de junio, con la presión de la opinión pública dejando por primera vez una marca profunda en el festival de música electrónica más importante de España.
Al menos 50 artistas y colectivos, entre ellos la Universidad Pompeu Fabra, se han negado a participar en este evento. Como respuesta, el festival ha emitido un comunicado en el que se solidariza con la población civil palestina y trata de convencer acerca de su independencia.
"No tenemos injerencia ni, por supuesto, control alguno sobre sus inversiones o decisiones (de KKR). Nuestra independencia se mantiene íntegra en todos los ámbitos que definen la identidad de Sónar", se defiende la organización en el comunicado.
Un público cada vez más crítico
Sin embargo, el tono y la intención no han convencido al público. Decenas de miles de usuarios han reaccionado en redes sociales en un intento de boicotear la celebración del Sónar, hasta el punto de que el festival ha prometido a los asistentes que devolverá el importe de las entradas a aquellos que no quieran acudir debido a sus principios.
Estas fueron algunas de las reacciones que recibió el comunicado del Sónar en Instagram: "¿Yo estar bailando sabiendo a dónde va el dinero de mi entrada? No, gracias", dijo un usuario. "Hay un poco de comunicado en vuestros eufemismos. Por desgracia, la desvinculación que necesitamos es la económica", añadió otro.
"Hace un año no estábamos comprándole la entrada a KKR, ¿por qué ahora tengo que estar obligado a que mi dinero se manche de sangre?", afirmó un tercero.
Estos eventos son los que han levantado la polémica, aunque otros como Resurrection Fest (del 25 al 28 de junio) y Monegros Desert Festival (el 26 de junio) también han recibido cancelaciones de artistas.
Otros festivales relacionados con el fondo KKR son Arenal Sound (del 30 de julio al 3 de agosto), Granada Sound (12 y 13 de septiembre) o el FIB de Benicàssim (17 y 19 de julio), así hasta 30 festivales en España que son propiedad de Superstruct Entertainment junto con grandes promotoras de conciertos nacionales.
Ganar influencia en Europa
Fuera de España, Superstruct también ha extendido sus redes. En enero de 2025, compró la plataforma británica que organiza eventos de música en vivo, Boiler Room, cuyos trabajadores no tardaron en manifestar sus preocupaciones respecto a su nuevo propietario. En Finlandia, un colectivo de trabajadores del Flow Festival, principal festival de Helsinki, organizó una huelga para incitar al público y a los artistas a no participar en el evento.
Después de sus últimas operaciones empresariales, Superstruct ha ganado influencia frente al gigante Live Nation, empresa líder en Estados Unidos que también opera en el territorio europeo. Si bien el dinero no tiene ideología, las adquisiciones de KKR en Europa son una declaración de intenciones.
¿Un arte neutral?
La polémica por la absorción de Superstruct explota a la vez que la polémica por la participación de Israel en Eurovisión y las amenazas de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) a España por emitir un comunicado a favor de Palestina durante la celebración de la última edición del certamen.
Aunque la UER se esfuerza en presentar Eurovisión como un concurso neutral, la pregunta que empieza a estar cada vez más sobre la mesa es si es posible que el arte se desarrolle en Europa al margen de los conflictos o el contexto sociopolítico.
Mientras los grandes nombres permanecen en los carteles de la programación, los artistas y bandas independientes o de menor alcance de público se desvinculan precisamente porque quizá son los que menos tienen que perder, pero el público se ha vuelto exigente.
El debate de si el arte puede permanecer ajeno a los conflictos internacionales o si, por el contrario, debe contar con un compromiso político explícito está más vivo que nunca.