El Papa León se reunió con representantes del mundo del cine en el Vaticano. El Pontífice recordó el papel fundamental del cine y los teatros para las comunidades y lo importante que es el trabajo de todas las figuras de este mundo. Spike Lee regaló al Papa una camiseta de la NBA con su nombre.
El Papa León XIV recibió el sábado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano a representantes del mundo del cine.
"El Pontífice expresó su deseo de profundizar el diálogo con el mundo del cine y, en particular, con los actores y directores, explorando las posibilidades que la creatividad artística ofrece a la misión de la Iglesia y a la promoción de los valores humanos", explicó el Vaticano en una nota. En los últimos días, antes de la audiencia, el Papa había revelado cuáles son sus cuatro películas favoritas.
"Me reconforta pensar que el cine no es sólo 'imágenes en movimiento ': es poner en movimiento la esperanza", dijo el Papa a los presentes, entre los que se encontraban Spike Lee, Cate Blanchett, Monica Bellucci, Marco Bellocchio, Stefania Sandrelli y Greta Gerwig.
"Una de las aportaciones más preciosas del cine es precisamente la de ayudar al espectador a volver sobre sí mismo, a mirar con ojos nuevos la complejidad de su propia experiencia, a volver a ver el mundo como si fuera la primera vez y a redescubrir, en este ejercicio, una porción de esa esperanza sin la cual nuestra existencia no es plena", subrayó el Pontífice.
El Papa: "Cines y teatros, corazones palpitantes de los territorios"
A continuación, Prevost subrayó la crisis que afecta a la industria cinematográfica, que calificó de "en peligro". "Invito a las instituciones a no resignarse y a cooperar para afirmar el valor social y cultural de esta actividad", dijo León XIV y añadió: "Las estructuras culturales como los cines y los teatros son los corazones palpitantes de nuestros territorios, porque contribuyen a su humanización. Si una ciudad está viva es también gracias a sus espacios culturales: debemos habitarlos, construir relaciones con ellos, día tras día".
Según el Papa, el cine no debe tener miedo de enfrentarse a las heridas del mundo. "La violencia, la pobreza, el exilio, la soledad, las adicciones, las guerras olvidadas son heridas que piden ser vistas y contadas", dijo a los presentes en la Sala Clementina.
"El gran cine no explota el dolor: lo acompaña, lo investiga. Es lo que han hecho todos los grandes directores. Dar voz a los sentimientos complejos, contradictorios, a veces oscuros, que habitan en el corazón del ser humano es un acto de amor", subrayó a continuación Prevost, recordando que "el cine, sin ser didáctico, tiene en sí mismo, en sus formas auténticamente artísticas, la posibilidad de educar la mirada".
León XIV: "Que el cine no pierda nunca su capacidad de asombro"
A continuación, el Papa agradeció a todas las figuras del cine, no sólo actores y directores, sino también camarógrafos, asistentes, sonidistas, maquilladores, figurinistas, tratando de mencionarlos a todos y disculpándose por aquellos de los que no se acordó.
"Que vuestro cine siga siendo siempre un lugar de encuentro, un hogar para los que buscan un sentido, un lenguaje de paz. Que nunca pierda la capacidad de asombrar, continuando a mostrarnos aunque sea un fragmento del misterio de Dios", dijo el Papa, advirtiendo entonces que "La lógica del algoritmo tiende a repetir lo que 'funciona', pero el arte se abre a lo que es posible."
"No todo tiene que ser inmediato o previsible: defender la lentitud cuando sirve, el silencio cuando habla, la diferencia cuando provoca. La belleza no es sólo evasión, sino sobre todo invocación", añadió.
El Papa: "Necesitamos testigos de esperanza"
Para concluir, el Papa citó al gran director de cine estadounidense David W. Griffith. "Lo que le falta al cine moderno es la belleza, la belleza del viento que se mueve en los árboles", dijo el Papa y explicó: "Cómo no pensar, escuchando a Griffith hablar del viento en los árboles, en aquel pasaje del Evangelio de Juan: 'El viento sopla donde quiere y oís su voz, pero no sabéis de dónde viene ni a dónde va: así es de todo el que nace del Espíritu'". Queridos maestros antiguos y nuevos -concluyó el Papa-, haced del cine un arte del Espíritu. Nuestra época necesita testigos de esperanza, de belleza, de verdad: vosotros, con vuestro trabajo artístico, podéis serlo".
Al final de la misa, después de la audiencia, los presentes saludaron al Papa y algunos le llevaron regalos. El director Spike Lee regaló al Papa una camiseta del equipo de los Knicks de la NBA con las palabras "Papa León" y el número 14, mientras que Cate Blanchett obsequió a Prevost con una pulsera.