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El posible nuevo embalse del Canal de Panamá divide a la población local

Niños residentes en las comunidades adyacentes al Río Indio se bañan en sus aguas
Niños residentes en las comunidades adyacentes al Río Indio se bañan en sus aguas Derechos de autor  AP Photo/Matias Delacroix
Derechos de autor AP Photo/Matias Delacroix
Por Alma Solís
Publicado Ultima actualización
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Un hipotético proyecto para nutrir el canal y aumentar su capacidad comercial reduciría el caudal del río Indio, afectando al modo de vida de los habitantes de sus márgenes.

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La construcción de una nueva presa en el río Indio, que atraviesa mas de 500 kilómetros de territorio en Panamá, podría garantizar el funcionamiento del canal más importante del mundo, actualmente afectado por la sequía. Pero también inundaría aldeas colindantes, afectando de forma directa a unas 2.000 personas, y disminuiría el caudal del Indio, trastocando el modo de vida de numerosas comunidades en zonas más bajas de su curso.

Aunque sus habitantes saben que el megaproyecto alterará sustancialmente el río, parte de la población espera que traiga empleos, agua potable, electricidad y carreteras a sus comunidades remotas. "Muchas de estas áreas han sido abandonadas en términos de servicios básicos", defiende Antonio, portavoz de la Autoridad del Canal de Panamá, mientras se dirige a los pueblos afectados para negociar con la oposición local al plan.

El Canal de Panamá se inauguró en 1914 y genera aproximadamente una cuarta parte del PIB del país. El año pasado, la Autoridad del Canal de Panamá redujo el número de barcos que podían cruzarlo diariamente en un 20% porque las lluvias no habían repuesto el agua embalsada necesaria para operar las esclusas. Estas necesitan alrededor de 190 millones de litros de agua para cada barco que pasa. La sequía provocó retrasos en los envíos y, en algunos casos, que las empresas buscaran rutas alternativas. Para cuando se levantaron las restricciones durante este mes de octubre, la demanda comercial había caído.

Cal y arena de la Justicia panameña para las autoridades del canal

El plan recibió un impulso este verano gracias a un fallo de la Corte Suprema de Panamá. Durante años, los sucesivos Gobiernos habían pretendido construir otro embalse para complementar el suministro principal de agua del lago Gatún, una masa de agua artificial que forma parte de la ruta del canal. Sin embargo, una regulación de 2006 prohibió su expansión fuera de su cuenca hidrográfica tradicional. La reciente decisión de la Corte Suprema ha permitido una reinterpretación de estos límites.

El cauce del río Indio discurre prácticamente en paralelo al canal, a través del istmo. El nuevo embalse se ubicaría al suroeste del lago Gatún y surtiría agua proveniente del lago Alhajuela y del propio Indio. El embalse, estiman las autoridades, permitiría el paso de unos 12 barcos diarios más.

La división entre la población local

Antonio y su colega visitaron a los residentes de El Jobo y Guayabalito (dos comunidades que no se inundarán), donde mantuvieron una reunión divulgativa a mediados de agosto. Los funcionarios del canal están negociando con los afectados para determinar sus necesidades, especialmente las de las 37 pequeñas aldeas que deberán ser reubicadas.

Las autoridades del canal aseguran que el río Indio no es la única solución que están valorando. Sin embargo, el administrador Ricaurte Catín Vásquez ha declarado que sería "la opción más eficiente".

Jeronima Figueroa ha vivido a la orilla del río Indio en El Jobo durante 60 años. Además de ser la ruta de transporte imprescindible de la zona, el río Indio proporciona agua potable utilizada para lavar la ropa y regar sus cultivos. “Ese río es nuestra carretera y nuestro todo”, expresa Figueroa.

El efecto de la presa en el caudal del río supone la principal preocupación de los residentes, además de si se necesita realmente otro embalse; para qué se usaría el agua extraída del Indio; qué comunidades tendrían que reubicarse; cómo se gestionarían las expropiaciones forzosas de las propiedades, o si la construcción contaminaría el río. Puria Nuñez, residente de El Jobo, resumió los temores de sus vecinos durante la reunión con las autoridades: “Nuestro río no va a ser el mismo río Indio”.

¿Podría el proyecto del embalse suponer un cambio real para las comunidades locales?

Kenny Alexander Macero, un padre de 21 años que cría ganado en Guayabalito, dice que para él está claro que el embalse le haría ganar mucho dinero a las autoridades del canal. Él quiere, sin embargo, que esto impulse un cambio real para su familia y otras personas en la zona. “No estoy en contra del proyecto: va a generar mucho trabajo para las personas que lo necesitan. Pero hay que ser sinceros al decir que ‘vamos a traer proyectos a las comunidades que viven en esa zona’”, dijo. “Queremos carreteras. No traten de engañarnos”.

Si bien las autoridades del canal estarían a cargo del proyecto del embalse, el Gobierno federal tendría que llevar a cabo los principales proyectos de desarrollo de la región. Y no está claro la colaboración del Ejecutivo para garantizar las promesas de los empresarios que gestionan el canal. Gilberto Toro, un consultor de desarrollo comunitario que no está involucrado en el proyecto del canal, afirma que la gente confía más en las autoridades del canal que en el propio Gobierno federal, porque los primeros "no se han visto envueltos en tantos escándalos" de corrupción.

Jeronima Figueroa expresó una confianza similar en los administradores del canal, pero dijo que los residentes tendrían que vigilarlos de cerca para evitar que los ignoren. “No podemos seguir viviendo como hasta ahora”, dijo. “No tenemos luz, agua, atención médica ni educación”.

'No a los embalses': la oposición local al proyecto

El presidente José Raúl Mulino ha dicho que el próximo año se tomará una decisión sobre el proyecto del río Indio. La administración del canal decidirá en última instancia, pero el proyecto requerirá coordinación con el Gobierno federal.

La oposición ha surgido, como era de esperar, en las comunidades que se inundarían. Entre ellas está Limón, dónde se construirá la presa del embalse. La carretera llegó allí hace apenas dos años y la comunidad aún tiene muchas necesidades por suplir.

Olegario Hernández ha tenido un letrero frente a su casa en Limón durante el último año que reza: “No a los embalses”. El agricultor de 86 años nació allí y crió a sus seis hijos. Todos ellos abandonaron la zona en busca de oportunidades, pero Hernández quiere quedarse. “No tenemos por qué irnos”, protesta Hernández, pero la administración del canal “nos quiere echar”.

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