A medida que los tifones y la poda de árboles reducen los lugares naturales de anidación, los investigadores se apresuran a proteger a las cacatúas urbanas. Los conservacionistas de Hong Kong han intervenido con una solución: instalar cajas nido artificiales que imitan estos huecos naturales.
Las cacatúas de cresta amarilla, en peligro crítico de extinción, encontraron un inesperado santuario entre los altísimos rascacielos de Hong Kong, pero, al igual que sus vecinos humanos, ahora tienen problemas para encontrar un lugar al que llamar hogar.
Originarias de Indonesia y Timor Oriental, estas aves blancas como la nieve, con sus crestas relucientes como coronas amarillas, graznan en los parques urbanos del centro financiero asiático. Representan aproximadamente el 10% de la población salvaje mundial de la especie, que sólo alcanza los 2.000 ejemplares maduros.
Las investigaciones muestran que la población de cacatúas de la ciudad se ha estancado, ya que estas aves, que viven en cavidades arbóreas, están perdiendo los espacios naturales para anidar en los árboles viejos debido a los tifones y a la poda de árboles por parte del Gobierno en aras de la seguridad pública. Esto se suma a las presiones mundiales sobre las cacatúas, como el comercio ilegal de mascotas y el cambio climático.
Los conservacionistas de Hong Kong han intervenido con una solución: instalar cajas nido artificiales que imitan estos huecos naturales. Astrid Andersson, investigadora postdoctoral de la Universidad de Hong Kong que ha dirigido el proyecto, dice que una pareja de aves ya se ha instalado en una caja nido que su equipo fijó en un árbol de su campus, la universidad más antigua de la ciudad. Su objetivo es instalar 10 cajas antes de fin de año y aumentar la cifra a 50 en los próximos años en toda la isla de Hong Kong. "Y así podrán seguir viviendo en la ciudad", afirma.
El comercio de animales de compañía y la pérdida de hábitat llevan al borde de la extinción a especies de Indonesia
La cacatúa de cresta amarilla, antaño extendida por cadenas de islas desde el centro hasta el este de Indonesia y Timor Oriental, ha desaparecido de muchas islas y se aferra a la supervivencia en otras.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se cree que hasta el 90% de la población ha desaparecido desde 1978, principalmente debido a la captura para el comercio de mascotas.
La deficiente aplicación de una prohibición de exportación de 1994 por parte de Indonesia ha permitido que persista el comercio, que incluye la captura de polluelos. En 2015, la Policía indonesia detuvo a un hombre sospechoso de hacer contrabando con unas 20 aves metiéndolas en botellas de agua.
Otro problema es la deforestación provocada por la agricultura y la tala. Indonesia perdió 107.000 kilómetros cuadrados de su selva tropical original entre 2002 y 2024, una superficie del tamaño de Islandia, lo que supone un tercio de toda la pérdida de cubierta arbórea durante ese periodo, según Global Forest Watch.
El cambio climático está empeorando las cosas. El aumento de las temperaturas seca los bosques y los hace más vulnerables a los incendios. Muchas aves viven en islas volcánicas, donde las erupciones pueden provocar incendios forestales en paisajes resecos. "Los incendios son enormes", afirma Bonnie Zimmermann, directora del Proyecto Loro Indonesio, una organización sin ánimo de lucro.
Preocupa la venta de aves en el mercado de Hong Kong
Las cacatúas salvajes de los parques urbanos de Hong Kong podrían proceder de mascotas escapadas o liberadas, según Andersson. Una leyenda urbana dice que descienden de aves de compañía liberadas por un gobernador británico antes de rendirse a las tropas invasoras japonesas en 1941. Hong Kong, antigua colonia británica, volvió al control chino en 1997.
Hong Kong prohíbe el comercio de cacatúas silvestres, pero permite la venta de las criadas en cautividad para operaciones registradas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Sin embargo, no hay ningún criadero registrado en la ciudad. En agosto, un polluelo de tres meses se cotizó a 14.000 dólares de Hong Kong (1.533 euros) en el mercado de aves de la ciudad.
Una encuesta realizada por Andersson entre 2017 y 2018 encontró 33 cacatúas a la venta, el triple de aves importadas desde 2005. Podrían proceder de la cría casera, del tráfico desde el extranjero o de la población silvestre de Hong Kong, señaló la universidad en un comunicado.
Andersson ha desarrollado una prueba forense para ayudar a distinguir entre las que viven en libertad y las criadas en cautividad, y espera que algún día pueda aplicarse en el mercado.
Muchos hongkoneses no saben que las aves están en peligro crítico. Dreamy Cheung dijo que no lo sabía cuando compró su mascota, Mochi, en 2021 por 20.000 dólares hongkoneses (2.191 euros). Se sintió angustiada tras conocer la situación de peligro de extinción de su inteligente pájaro, sobre todo por la falta de su anilla identificativa en la pata y su posible origen ilegal. "Es como quitarle el bebé a otra persona", dijo.
En un comunicado enviado por correo electrónico a la agencia Associated Press, el Departamento de Agricultura, Pesca y Conservación declaró que el Gobierno se había comprometido a proteger las especies en peligro, con inspecciones periódicas en mercados y tiendas.
No tiene constancia de caza furtiva de cacatúas en los últimos cinco años, pero investigará cualquier denuncia. Añadió que proporcionará asesoramiento sobre conservación de aves para cualquier poda de árboles que pueda afectar a las aves silvestres.
Crear espacio para la coexistencia
Según Andersson, las cacatúas de Hong Kong simbolizan la coexistencia de seres humanos y fauna salvaje en un entorno altamente urbanizado. Las aves locales también pueden ser portadoras de linajes genéticos distintos que faltan en su área de distribución nativa, lo que contribuye a mantener su diversidad genética. "Esperemos que la población de Hong Kong pueda contribuir a salvar a esta especie de la extinción", afirma.
Su equipo tiene previsto utilizar cámaras instaladas en el interior de las cajas nido para recopilar datos sobre el comportamiento reproductivo de las cacatúas, un tema poco estudiado.
Las cacatúas graznaban en las ramas superiores de un árbol de un parque de la zona de Causeway Bay mientras el conservacionista Harry Wong instalaba una caja nido rellena de virutas de madera. Wong intentó un proyecto similar hace una década sin éxito.
Esta vez, al ver cómo las cacatúas ocupaban una caja nido en la Universidad de Hong Kong apenas dos meses después de instalarla, se sintió emocionado y sorprendido. "Podemos crear pequeñas cosas en la ciudad que permitan a los animales que viven aquí coexistir con nosotros", afirmó.