Un estudio reciente de la Universidad de California ha revelado que los olivares logran un crecimiento significativo y mantienen altos rendimientos con cierta cantidad. Los hallazgos suponen un paso importante hacia la reducción de costes y el fomento de prácticas agrícolas sostenibles.
Hileras de olivos muy juntas en el Valle Central, donde los árboles se plantan muy cerca para acelerar la recolección mecánica. En estos olivares en particular, el estudio, publicado en la revista 'Agronomy for Sustainable Development', probó el efecto de distintos niveles de fertilizante nitrogenado y compost en el crecimiento y la calidad de la cosecha.
La investigación se basó en un ensayo de campo de dos años y demostró que los árboles producían la misma cantidad de rendimiento con un aceitede alta calidad, a pesar de utilizar entre un 25 y un 50% menos de nitrógeno del recomendado en los huertos convencionales.
Andrew Curtright, autor principal del estudio, afirmó que los resultados demuestran que los olivicultores pueden reducir el uso de fertilizantes sin comprometer la productividad. Señaló que unos suelos sanos y una gestión adecuada de los nutrientes proporcionan una base sólida para producir aceite de oliva de alta calidad con niveles más bajos de nitrógeno. Algo que en España y en regiones como Jaén es sabido por generaciones y generaciones, donde no se usa ningún fertilizante.
El abono orgánico y el papel del suelo
En el estudio se comprobó que la adición de compost elaborado con residuos de jardín y restos de comida ayudaba a los árboles a absorber más nitrógeno durante el primer año, al tiempo que mejoraba la estructura del suelo y reducía la escorrentía.
Curtright explicó que el compost nutría los árboles y reducía las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que lo convertía en una opción viable a largo plazo.
Los investigadores utilizaron una técnica especial de rastreo para controlar el movimiento del nitrógeno dentro de los árboles y descubrieron que alrededor de un tercio del nitrógeno procedía del propio suelo y de antiguas reservas de nutrientes, en lugar de abono recién añadido. Según Curtright, la mayor parte de las necesidades del árbol proceden del suelo.
El olivo se adapta muy bien a entornos secos y se cultiva desde hace miles de años. Puede alcanzar una altura de unos 15 metros, y suele mantenerse bajo para facilitar la recolección. Pueden vivir cientos o incluso miles de años.
Además, es una especie de gran valor económico y cultural, ya que se extiende sobre todo en zonas de inviernos suaves y veranos cálidos, pero también se cultiva en otras partes del mundo como Sudamérica, Australia y Sudáfrica.