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El jefe de la ONU pide priorizar a la gente y al planeta, alerta del impacto climático de la guerra

El secretario general de la ONU, António Guterres, habla en una rueda de prensa en la COP30, cumbre del clima de la ONU, el jueves 20 de noviembre de 2025, en Belém, Brasil.
El secretario general de la ONU, António Guterres, comparece en rueda de prensa en la COP30 de la ONU, el jueves 20 de noviembre de 2025, en Belém, Brasil. Derechos de autor  Copyright 2025 The Associated Press. All rights reserved.
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Por Liam Gilliver
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Se ha instado a los líderes mundiales a fijar bien sus prioridades e invertir en desarrollo sostenible, en lugar de la destrucción, al inicio de 2026.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha lanzado un llamamiento urgente para proteger el planeta en vísperas de Año Nuevo y ha advertido de que nos rodean "caos e incertidumbre". Asimismo, alertó de que "un dato habla más alto que las palabras" al revelar que el gasto militar global se disparó hasta los 2,7 billones de dólares (unos 2,3 billones de euros) el año pasado.

A medida que se agravan las crisis humanitarias y las tensiones políticas, esa factura podría más que duplicarse y alcanzar 6,6 billones de dólares (5,63 billones de euros) en 2035. "Está claro que el mundo dispone de los recursos para mejorar vidas, sanar el planeta y asegurar un futuro de paz y justicia", afirmó Guterres. "En 2026 pido a los líderes de todo el mundo: tomadlo en serio. Elegid a las personas y al planeta por encima del dolor. Este Año Nuevo, levantémonos juntos, por la justicia, por la humanidad, por la paz".

Qué se podría lograr sin gasto militar

En septiembre, a petición de los Estados miembros de la ONU, Guterres presentó un informe titulado 'El verdadero coste de la paz' que revela el "desequilibrio flagrante" del gasto mundial. Subraya las renuncias que impone el aumento del gasto militar y sostiene que invertir en la paz es más importante que nunca.

El informe concluía que con reinvertir solo el 15% del gasto militar mundial bastaría para cubrir los costes anuales de adaptación al cambio climático en los países en desarrollo. También advertía de que cada dólar destinado al ámbito militar genera más del doble de emisiones de gases de efecto invernadero que un dólar invertido en sectores civiles.

Destinar 1.000 millones de dólares (852 millones de euros) al Ejército crea en torno a 11.200 empleos, pero esa misma cantidad podría generar 16.800 puestos en el sector de la energía limpia, 26.700 en educación o 17.200 en sanidad. Menos del 4% de esos 2,7 billones sería suficiente cada año para poner fin al hambre en el mundo en 2030, mientras que con algo más del diez por ciento se podría vacunar por completo a todos los niños del planeta.

El coste del 'carbono de los conflictos'

La guerra suele considerarse uno de los mayores contaminantes del mundo, con emisiones generadas no solo por aviones y tanques devoradores de combustible, sino también por las tareas necesarias para limpiar y reconstruir tras los conflictos.

Según The War On Climate, una plataforma que aboga por incluir las emisiones militares en los acuerdos climáticos globales, la guerra entre Israel y Gaza generó el equivalente a 32,2 millones de toneladas de CO₂ en solo 15 meses. Un estudio de 2022 de Scientists for Global Responsibility y del Conflict and Environment Observatory estima que los ejércitos son responsables de en torno al 5,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y que los conflictos armados emiten más CO₂ que la mayoría de los países.

A pesar de ello, los ejércitos están en gran medida exentos de la obligación de informar en el marco de los acuerdos climáticos globales. De hecho, la UE deja sin reportar en torno al 82% de sus emisiones militares y prevé aumentar su gasto en defensa en 100.000 millones de euros para 2027.

Por eso, en los últimos años crece la demanda de transparentar el coste ambiental de los conflictos. "Europa no puede presumir de liderazgo climático mientras sus emisiones militares sigan siendo opacas", asegura el profesor asociado Soroush Abolfathi, de la Universidad de Warwick e integrante de The War on Climate.

Reparaciones climáticas por la guerra

En noviembre se reveló que la invasión rusa de Ucrania ha generado hasta ahora emisiones equivalentes a 236,8 millones de toneladas de CO₂. Alrededor de tres millones de hectáreas de bosques ucranianos también han sido destruidas o dañadas por la guerra, lo que reduce su capacidad de absorción de gases de efecto invernadero en 1,7 millones de toneladas al año. Pese a cubrir menos del seis por ciento de la superficie del continente, Ucrania alberga un tercio de la biodiversidad europea.

La Iniciativa para el Cálculo de los Gases de Efecto Invernadero de la Guerra (IGGAW) constató que las fuerzas militares de ambos bandos han utilizado 18 millones de toneladas de combustible y han prendido fuego a 1,3 millones de hectáreas de campos y bosques.

Además, se han destruido cientos de infraestructuras petroleras y gasísticas, mientras que se han encargado "cantidades ingentes" de acero y cemento para fortificar el frente. Las emisiones equivalen a las emisiones anuales conjuntas de Austria, Hungría, Chequia y Eslovaquia. Rusia afronta ahora presiones para pagar 43.800 millones de dólares (aproximadamente 37.740 millones de euros) en lo que sería el primer caso de reparaciones climáticas derivadas de una guerra. Puedes leer cómo funcionará el Registro de Daños para Ucrania.

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