La UE ha batido récords este año en la importación de gas natural licuado. Es necesario abandonar la dependencia energética de Rusia y diversificar proveedores. Este es el panorama para los próximos años.
**La UE apuesta fuerte por el gas natural licuado (GNL)**para sustituir los tres millones de toneladas de gas que compra actualmente a Rusia, su principal proveedor. Un país al que acusa de comenzar una brutal guerra contra Ucrania sin mediar provocación.
En sus planes para incrementar su independencia energética y reducir las ventas y beneficios del Kremlin, los 27 baten récords mensuales este año de importaciones de GNL.
Gracias a un reciente acuerdo firmado con Estados Unidos, este país suministrará 15 000 millones de metros cúbicos adicionales en 2022, con el objetivo de elevar el suministro anual a 50 000 millones de metros cúbicos antes de 2030.
¿Pero qué hace al GNL una alternativa tan atractiva?
El GNL es gas que ha sido enfriado a -162ºC para pasar al estado líquido. El volumen del gas licuado es unas 600 veces menor que el de su forma gaseosa.
El proceso es caro, pero ofrece más flexibilidadque los gasoductos tradicionales. También hace más fácil transportar suministros a regiones dependientes como Europa, que importa en torno a un 90% del gas que consume.
El GNL es transportado por buques en grandes tanques criogénicos. Los barcos llevan los tanques hasta terminales especializadas en las que el GNL es regasificado calentándolo. Luego es distribuido a plantas eléctricas, fábricas y hogares.
Diversificar proveedores para ser menos dependientes
Los 27 quieren aumentar su capacidad y diversificar proveedores para evitar nuevas dependencias.
Hay nuevos potenciales acuerdos con Catar, Israel, Egipto, Canadá, Nigeria, Senegal y Angola. De todas formas, la demanda es alta y los productores están operando al máximo de su capacidad. Los precios han aumentado sin parar en los últimos meses y se espera que permanezcan elevados mientras dure la guerra en Ucrania.
En un intento de evitar una frenética competición por el gas entre los Estados miembros, como ya pasó con el material y equipamiento sanitario durante la pandemia, Bruselas ha propuesto compras conjuntas del combustible.
Otro gran inconveniente es que la actual red de GNL está muy concentrada en los países costeros occidentales, dejando desconectado a gran parte del este y centro de Europa. Una situación que perpetúa su dependencia del combustible ruso.
Contra los acuerdos sobre el clima
Además, el GNL es contaminante y contribuye al cambio climático. Organizaciones defensoras del medioambiente han criticado el aumento de las importaciones de la UE. Una política que contradice los compromisos contraídos en el Pacto verde o el Acuerdo de París.