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Mélenchon afirma que el plan de gasto radical del Nuevo Frente Popular es compatible con las normas de la UE

El líder del partido francés de extrema izquierda La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, saluda a la candidata de extrema izquierda, Manon Aubry, durante un mitin.
El líder del partido francés de extrema izquierda La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, saluda a la candidata de extrema izquierda, Manon Aubry, durante un mitin. Derechos de autor Aurelien Morissard/Copyright 2024 The AP. All rights reserved.
Derechos de autor Aurelien Morissard/Copyright 2024 The AP. All rights reserved.
Por Mared Gwyn Jonesvideo by Aida Sanchez Alonso
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

La alianza de izquierdas se ha comprometido a aumentar el gasto público en un momento en que Francia ha sido objeto de advertencias por su excesivo déficit público.

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Jean-Luc Mélenchon ha querido calmar los temores de que un eventual Gobierno de izquierdas en Francia altere las normas de gasto de la Unión Europea.

En una visita a Bruselas días después de que su alianza de izquierdas, el Nuevo Frente Popular (NPF), se alzara con una sorprendente victoria en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, Mélenchon afirmó que los radicales planes de gasto de su alianza eran herméticos.

"No sé en qué nuestro programa es contradictorio con las reglas presupuestarias europeas", dijo, añadiendo que no tenía conocimiento de ninguna regla de gasto en el bloque, aparte de la necesidad de mantener un "cierto nivel de equilibrio".

"Lo que sí puedo decir es que somos lo suficientemente listos e inteligentes como para entender que no tenemos ningún interés en chocar frontalmente con instituciones capaces de lo peor, como la Comisión Europea", añadió, en alusión al poderoso Ejecutivo comunitario.

En campaña, el Nuevo Frente Popular prometió aumentar el gasto público en 150.000 millones de euros y se comprometió a subir un 10% los salarios del sector público y las ayudas a la vivienda. Dice que el gasto adicional se compensará con impuestos a los más ricos y a las grandes empresas.

Pero París ya está bajo la lupa de Bruselas por su incapacidad para frenar el déficit público.

La cuestión del déficit

El Ejecutivo comunitario amonestó el mes pasado al Gobierno francés por su déficit persistentemente elevado -o diferencia entre gastos e ingresos públicos-, que se situó en el 5,5% de la producción económica en 2023. El bloque exige a los Estados miembros que mantengan su déficit presupuestario por debajo del 3% del Producto Interior Bruto (PIB).

Esta advertencia formal del Ejecutivo comunitario significa que se espera que París elabore un plan mano a mano con Bruselas para reducir su sobrecarga de déficit, un proceso que el próximo Gobierno, una vez formado, deberá abordar de frente.

El resultado electoral del domingo, que no fue concluyente, arrojó un Parlamento indeciso, lo que significa que el camino hacia el Gobierno no está claro actualmente, y Francia se enfrenta a un periodo de inestabilidad política. El presidente Macron ha pedido al actual primer ministro, Gabriel Attal, que permanezca en el cargo para dar continuidad al gobierno mientras se mantienen las conversaciones para formar una coalición.

El miércoles, Mélenchon afirmó que la única forma de abordar el déficit excesivo de Francia era aumentar los ingresos, algo que su partido LFI ha defendido constantemente mediante el aumento de los impuestos.

"Puedo decirles que no hay un nuevo gasto -y me comprometo ante ustedes en nombre de la coalición, y no sólo en el mío propio- (...) ni un gasto suplementario que no esté garantizado por ingresos suplementarios", afirmó.

Mélenchon también quiso culpar al capitalismo de libre mercado de las preocupaciones fiscales de Francia. "Las políticas neoliberales crean deuda y trastornos sociales. Por tanto, está claro que las cosas van a ir peor para Francia, que ha sido una economía de Estado durante un milenio, que para otros Estados cuando desbaratamos el Estado y los servicios públicos y las principales instituciones de solidaridad social", bromeó.

La parálisis política preocupa en Bruselas

Mélenchon, que fue el primer líder de partido en pronunciarse tras conocerse el domingo el resultado de los sondeos a pie de urna en Francia, puede asustar a muchos centristas en Bruselas.

Su partido, La Francia Insumisa (LFI), está considerado en la franja más izquierdista del Nuevo Frente Popular, que también alberga fuerzas de centro-izquierda. De todos los partidos políticos de la alianza, LFI es el que ha obtenido más escaños (71) en la Asamblea Nacional francesa, seguido del Partido Socialista (PS), con 64 escaños.

Mélenchon ha pedido insistentemente al presidente Macron que nombre a un primer ministro de la alianza de izquierdas. El miércoles afirmó que se había establecido una "norma" dentro de su alianza según la cual el grupo que llegara en primer lugar dentro de la coalición propondría un candidato a primer ministro.

Pero un primer ministro procedente de la extrema izquierda sería, sin duda, una línea roja para otras fuerzas centristas que podrían ser potenciales socios de Gobierno del PNV. Mélenchon reconoció que el proceso de designación de un candidato a primer ministro aceptable para toda la alianza de izquierdas debía tener en cuenta "todo tipo de aspectos".

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