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Semana Europea: ¿Es Olaf Scholz un canciller en horas bajas?

El canciller alemán, Olaf Scholz, se enfrenta a tiempos difíciles antes de las elecciones federales de dentro de un año.
El canciller alemán, Olaf Scholz, se enfrenta a tiempos difíciles antes de las elecciones federales de dentro de un año. Derechos de autor Markus Schreiber/AP
Derechos de autor Markus Schreiber/AP
Por Stefan Grobe
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Esta edición de Semana Europea se centra en las consecuencias de las elecciones regionales en Alemania, la última disputa entre Hungría y la UE y la negativa de Mongolia a detener a Vladímir Putin.

Si le gusta seguir los vaivenes de los conflictos entre la Unión Europea y Hungría, esta semana se lo ha pasado en grande. El Gobierno antiinmigración de Hungría incumplió el plazo para pagar una multa de 200 millones de euros impuesta por el Tribunal de Justicia de la UE.

Los jueces habían considerado que Hungría cometió una "infracción sin precedentes y excepcionalmente grave del Derecho de la UE" al imponer restricciones al derecho de asilo.

El litigio se remonta a 2020, cuando las autoridades húngaras fueron duramente criticadas por mantener a los solicitantes de asilo en las llamadas zonas de tránsito en condiciones similares a la detención.

Ahora, la Comisión Europea ha puesto en marcha un procedimiento para cobrar la multa de 200 millones de euros. "Tenemos el reglamento financiero en vigor, no hay margen de maniobra. Tenemos que seguir los procedimientos aplicables", declaró Balazs Ujvari, portavoz de la Comisión Europea. "Hemos enviado un segundo requerimiento de acuerdo con el procedimiento. Esto da a Hungría 15 días naturales para hacer el pago en cuestión".

Veremos qué ocurre dentro de dos semanas.

La extrema derecha gana terreno en Alemania

Sin embargo, la sorpresa de la semana no fue la negativa de Hungría a pagar su multa, sino el resultado de las elecciones regionales en el este de Alemania. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, un partido de extrema derecha y fascista se convirtió en la mayor fuerza en unas elecciones a nivel regional.

Resulta chocante, pero no una sorpresa. El canciller alemán, Olaf Scholz, lo vio venir. Incluso antes del día de las elecciones, anunció una política de inmigración más dura en un vano intento de frenar la sangría de su Partido Socialdemócrata en las urnas.

Alemania ha empezado a deportar a su país de origen a ciudadanos afganos con antecedentes penales. Ahora, el colega de Scholz al sur de la frontera, en Austria, anunció deportaciones directas también a Afganistán y Siria. Para ello, Viena colaborará estrechamente con Berlín.

"Las repatriaciones a Afganistán y Siria ya no son tabú, sino que ahora forman parte de la forma en que podemos abordar realmente la cuestión de la inmigración irregular y los delincuentes", declaró el canciller austríaco, Karl Nehammer. "Esto significa que aquí se necesitan muchas medidas, y Austria ha hecho una contribución significativa", añadió.

A la ultraderecha y el populismo "les viene bien la inestabilidad"

Hablamos sobre este tema con Rafael Loss, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, con sede en Berlín.

Euronews: El endurecimiento de la política de inmigración de Olaf Scholz no le ha ayudado en las elecciones. ¿Existe el riesgo de que su Gobierno abandone otras posiciones políticas, por ejemplo con respecto a Ucrania, para complacer a las multitudes populistas?

Loss: Sin duda existe ese riesgo. Creo que el Gobierno federal, en colaboración con la oposición democrática, la Unión Conservadora Cristiana, está tratando de encontrar una manera de responder a esta victoria electoral de la AfD (Alternativa para Alemania) y la BSW (Alianza Sahra Wagenknecht) en Sajonia y Turingia el domingo. Y la política migratoria parece ser sin duda una de las áreas en las que han identificado la necesidad de trabajar. Pero hay menos énfasis en cuestiones como Ucrania o la transformación energética, temas un tanto polémicos.

Euronews: Entonces, ¿los resultados en Alemania del Este fueron más de naturaleza simbólica que de sustancia? Es decir, estamos hablando de dos pequeños estados con una población combinada del 7% del total alemán. ¿Sigue siendo un barómetro nacional?

Loss: Sin duda es importante mantener las cosas en perspectiva. Tiene razón al señalar que Sajonia y Turingia no son los estados más grandes de los 16 que hay en Alemania. Pero es la primera vez que un partido de extrema derecha tiene el 30%, un tercio de los escaños en cualquier Parlamento estatal o federal de Alemania desde 1949, desde la fundación de la República Federal. Se trata, en cierta medida, de un momento decisivo que otorga a la AfD y al BSW un gran poder, formal e informal, para influir en la política. Pero lo que es más importante, creo que su éxito significa que otros partidos tienen que responder a ellos, tienen que responder a sus iniciativas, a su retórica. Y AfD y BSW tienen poco interés en la estabilidad y el orden. Les viene bien la inestabilidad.

Euronews: El canciller Olaf Scholz ha calificado los resultados de "amargos", instando a los demás partidos a mantener a la extrema derecha alejada del poder, lo que les obligaría a coaliciones ideológicamente confusas. ¿Puede ser este un camino acertado?

Loss: Parece que este es un camino a seguir, les guste o no a los políticos alemanes. El espectro político está cada vez más fragmentado. La extrema derecha y la extrema izquierda son fuerzas políticas a tener en cuenta. Y eso significa que los partidos políticos de centro, aquellos con un fuerte compromiso demócrata, tienen que encontrar nuevas formas de cooperar eficazmente y no solo para avanzar en cuestiones políticas importantes, sino también para señalar a los votantes que la gobernanza democrática puede dar resultados.

Euronews: En este momento, es difícil ver cómo Scholz puede sobrevivir políticamente a las elecciones federales de dentro de un año, aunque haya demostrado, una y otra vez, que tiene aguante político y que no se le puede subestimar. ¿Qué opina?

Loss: Las preguntas que circulan en Berlín giran ciertamente en torno a su supervivencia política, que esta vez debería darse por descartada. Pero sin duda hay preguntas que se plantean. El SPD, el propio partido de Olaf Scholz, está tratando de mantenerse en silencio en este momento, porque hay otras elecciones estatales en Brandeburgo dentro de dos semanas y media. Pero después, si los resultados para el SPD son tan desastrosos como en Sajonia y Turingia, me cuesta creer que Olaf Scholz siga tan cómodo en su puesto de líder como ahora.

Putin en Mongolia

Esta semana, un país que rara vez aparece en las noticias, Mongolia, ha sido noticia por no detener a Vladímir Putin. La visita de Putin a este país vecino de Asia Oriental fue su primer viaje a un Estado parte en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya.

Hace casi 18 meses, la CPI emitió una orden de detención contra Putin por presuntos crímenes de guerra en relación con la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.

Los miembros de la Corte están obligados por tratado a detener a los sospechosos, algo que Mongolia decidió no hacer. En su lugar, el presidente ruso fue recibido en la capital, Ulán Bator, por una guardia de honor vestida con uniformes similares a los del gobernante del siglo XIII Gengis Kan. Ucrania y la UE pidieron a Mongolia, sin éxito, que cumpliera sus obligaciones y detuviera a Putin.

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