La Policía señala que al menos 36 personas resultaron heridas después de que un coche arrollara una multitud de personas que se encontraba en el lugar donde se celebraba una manifestación sindical. Dos de los heridos se encuentran en estado crítico.
Entre las 36 víctimas del atropello múltiple que tuvo lugar el jueves en Múnich, se encuentra un niño que permanece en estado grave en un hospital de la capital bávara. Fuentes de la Policía informaron de que dos de los heridos se debatían entre la vida y la muerte y de que otros ocho estaban gravemente heridos.
El fiscal Gabriele Tilmann declaró que el sospechoso de atropellar a una multitud de personas que se encontraban en el espacio muniqués en el que tenía lugar una manifestación sindical, un ciudadano afgano de 24 años, había confesado haber arrollado deliberadamente a la multitud.
Además, añadió que las autoridades locales tienen motivos para creer que hubo una "motivación religiosa" para llevar a cabo el atentado, y que sería investigado por el servicio antiterrorista de la Policía.
El presidente de Baviera, Markus Söder, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y el alcalde de Múnich, junto con miembros del sindicato Ver.di, algunos de cuyos partidarios fueron víctimas del ataque perpetrado el jueves, dejaron flores en un monumento improvisado creado en homenaje a los heridos en el lugar de los hechos.
Las velas conmemorativas depositadas por algunos representantes políticos y ciudadanos muniqueses llevaban escritos mensajes como "Juntos por la democracia y los derechos humanos" y "No utilicéis el atentado para la campaña electoral".
La directora general de Ver.di en Múnich, Claudia Weber, declaró a 'Euronews' que tomó parte en la manifestación del jueves, pero no presenció el atentado. "Estamos todos completamente conmocionados y afectados. Es terrible que haya sucedido esto, y solamente tenemos un pensamiento", señaló sobre el suceso.
"Nuestros pensamientos están ocupados por la situación de los compañeros que están en el hospital. Esperamos que todos se recuperen. Esa es nuestra única preocupación y representa nuestro dolor ahora mismo", indicó.
El sospechoso confeso del atropello llegó a Alemania en 2016 como solicitante de asilo. Las autoridades alemanas explicaron que su solicitud de asilo fue rechazada, pero le dejaron quedarse en el país con un permiso de residencia válido, después de que no pudiera ser deportado debido a problemas de seguridad en Afganistán.
Los políticos germanos han reaccionado al trágico suceso prometiendo medidas más estrictas en materia de inmigración. El vigente canciller alemán, Olaf Scholz, anunció que quienes cometan delitos graves en el país "deben contar con que no podrán continuar su estancia en Alemania".