La UE está aumentando las importaciones de GNL para compensar la falta de gas ruso por gasoducto. ¿Cuál es el coste medioambiental y financiero? La UE solía importar mucho gas natural de Rusia por gasoducto, pero la situación cambió radicalmente tras la invasión a gran escala de Ucrania.
El primer trimestre de 2025 ha marcado un cambio significativo en las importaciones de gas de la UE. Por primera vez, el bloque parece importar más gas natural licuado (GNL) que gas natural por gasoductos: 8,4 millones de toneladas frente a 8,2 millones, según datos de Eurostat.
La cantidad de importaciones de GNL se disparó un 12%, en comparación con el primer trimestre de 2024, lo que también supuso un fuerte aumento del dinero gastado en estas importaciones. Esta cifra se disparó un 45%, totalizando 5.300 millones de euros.
Este cambio se vio impulsado por la reciente ampliación o reactivación de las instalaciones de regasificación de GNL en países como Polonia, Finlandia, Países Bajos, Alemania, Croacia, Italia, Bélgica y Grecia tras el estallido de la guerra de Ucrania en 2022.
Más caro y cuestionable desde el punto de vista medioambiental: el lado oscuro del GNL
El GNL implica unos costes operativos iniciales más elevados, ya que debe congelarse a -162 °C para ser transportado y su volumen se reduce 600 veces antes de ser regasificado. Además, su transporte requiere camiones o buques de carga especialmente equipados, que tienen un impacto ambiental mucho mayor que los gasoductos comunes.
Un estudio de la Universidad Cornell de Nueva York cuantificó la huella de carbono del GNL en un 33% más que la del carbón. "Las emisiones de metano y dióxido de carbono liberadas durante la extracción, procesamiento, transporte y almacenamiento del GNL representan aproximadamente la mitad de su huella total de gases de efecto invernadero", afirma el autor del estudio, Robert Howarth.
En comparación con el gas de gasoducto, la Agencia Internacional de la Energía afirma que el GNL tiene una huella de carbono un 67% mayor (12 g CO2/MJ de gasoducto frente a 20 g CO2/MJ).
Sin embargo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) insistió en que hay margen para reducir las emisiones en torno a un 60% reduciendo las fugas y la quema en antorcha, así como utilizando la captura de carbono.
¿Por qué se ha visto obligada la UE a recurrir al GNL?
El GNL es un recurso extremadamente flexible, debido a la posibilidad de firmar contratos a corto plazo, lo que permite ajustes más rápidos ante las caídas y la volatilidad del mercado.
El hecho de que la importación de GNL no requiera gasoductos también lo hace más resistente a problemas logísticos como daños en las infraestructuras o bloqueos, mitigando el impacto de las conmociones geopolíticas. La UE solía importar mucho gas natural de Rusia por gasoducto, pero la situación cambió radicalmente tras la invasión a gran escala de Ucrania.
Primero, Moscú cerró su gasoducto Nord Stream 1 a Europa, que también resultó gravemente dañado, más tarde, en un sabotaje submarino por atacantes desconocidos, junto con el Nord Stream 2 (que nunca se puso en marcha). Además, casi no llega gas ruso a Europa a través de Ucrania, ya que Kiev no renovó los contratos de tránsito necesarios en enero.
Rusia sigue siendo el segundo proveedor de GNL de la UE después de EE.UU.
La cuota del gas natural ruso en las importaciones totales de energía de la UE cayó drásticamente del 41% en 2021 a alrededor del 18% en 2024, según datos de la Comisión de la UE. Ante los recortes en los gasoductos, la UE se vio obligada a pivotar hacia el gas licuado.
En 2025, EE.UU. seguirá siendo el principal socio de la UE en materia de GNL, con algo más de la mitad de las importaciones en valor (50,7%), seguido de Rusia (17%) y Qatar (10,8%). Pero las importaciones rusas siguen siendo importantes y la UE no puede permitirse cortarlas del todo.
El bloque optó por medidas complementarias como la prohibición de futuras inversiones en proyectos de GNL en Rusia, así como la prohibición de utilizar los puertos de la UE para el transbordo de GNL ruso y de suministrar bienes, tecnología y servicios para proyectos de GNL rusos.
Recientemente, la UE fijó 2027 como fecha límite para detener todas las importaciones rusas de energía, incluido el GNL.
Lo cumpla o no, los Estados miembros se apresuran a diversificar sus socios gasísticos, potenciando sobre todo las importaciones por el gasoducto de Noruega -que vende a la UE más de la mitad de sus importaciones de gas natural-, Azerbaiyán y Argelia.
Alemania apuesta por un acuerdo de extracción con los Países Bajos
"Los precios de la energía son más altos en la UE que en la mayoría de las demás economías industrializadas, lo que plantea un reto fundamental de competitividad", se lee en un reciente informe de Bruegel.
Países como Alemania y Rumanía están respondiendo con planes para impulsar la extracción de gas. El miércoles, Berlín respaldó un acuerdo transfronterizo con los Países Bajos para la extracción transfronteriza en el Mar del Norte.
Bucarest se dirige al Mar Negro con un ambicioso proyecto llamado Neptun Deep. Se trata del mayor proyecto energético de Rumanía en dos décadas, y debería entrar en funcionamiento en 2027, para explotar los 100.000 millones de metros cúbicos de reservas de gas estimadas.
En el primer trimestre de 2025, la UE gastó un 19% más en importaciones de gas natural que en el mismo periodo del año anterior, aunque compró un 12% menos en cantidad. En cuanto a todas las importaciones de energía, Eurostat señala que los costes "aumentaron ligeramente un 0,3%, mientras que el volumen disminuyó un 3,9%".