La ley Duplomb en Francia está siendo duramente contestada por la sociedad civil. Una petición se opone a la reintroducción de un pesticida. La legislación autoriza a los agricultores a utilizar acetamiprid.
Es el debate que está sacudiendo a la sociedad francesa este verano. Con 1,8 millones de firmas (a jueves 24 de julio) recogidas en 15 días, la petición contra la ley Duplomb sacude el mundo político. Un punto en particular está cristalizando las tensiones: la reintroducción de un pesticida. La legislación autoriza a los agricultores a utilizar acetamiprid. Esto es posible porque la sustancia está autorizada en la UE hasta 2033.
Fue una estudiante de 23 años quien encendió la mecha. Presentó su petición dos días después de la aprobación definitiva de la ley, el 8 de julio. Para los eurodiputados ecologistas, este texto es un peligroso mensaje enviado por París a sus socios europeos.
"El problema es que Francia podría perfectamente haberse dirigido a sus homólogos de otros Estados miembros y haberles dicho: armonicemos nuestra legislación, armonicemos nuestras prohibiciones, hagámoslo por el interés general y trabajemos en esa dirección. Esto no es lo que Francia ha decidido hacer", lamenta Majdouline Sbaï (Verdes/ALE). "Al dar un paso atrás, Francia está destinada a hacer retroceder a Europa", añadió.
Francia quiere utilizar esta sustancia, prohibida desde 2018, para proteger sus cultivos de remolacha, avellanas, cerezas y manzanas. Los partidarios de la ley y el principal sindicato agrícola francés consideran que los productores nacionales están en desventaja frente a sus homólogos europeos y hablan de competencia desleal.
La eurodiputada de derechas Céline Imart recuerda, por ejemplo, que las plagas de insectos "destruyen entre el 30 y el 50% de las cosechas de avellanas". "Y lo que ocurre en este caso es que importamos productos de nuestros vecinos, de Alemania o Italia, pero también avellanas turcas al fin y al cabo, para abastecer las fábricas y la producción en Francia".
Un pesticida controvertido
"Los neocotinoides, entre los que se encuentra el acetamiprid, se consideran asesinos de abejas. La abeja sirve para polinizar (...) Este tipo de sustancia es un verdadero peligro para las abejas y, por tanto, para la futura polinización", advierte Majdouline Sbaï. "Pero más allá de eso, también está implicado y considerado como cancerígeno, como un peligro para la salud de los seres humanos y de los agricultores", prosigue.
Sin embargo, el debate sobre la salud pública es más complejo. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se muestra prudente al respecto. El año pasado declaró que "existen grandes incertidumbres en el conjunto de pruebas relativas a las propiedades de neurotoxicidad para el desarrollo (DNT) del acetamiprid y que, por tanto, se necesitan datos adicionales para (...) permitir una evaluación adecuada de los peligros y riesgos". El plaguicida podría tener efectos sobre el desarrollo cerebral del feto. Por ello, la EFSA ha propuesto reducir la dosis diaria.
"Entiendo que exista este debate. Lo que es muy perjudicial hoy en día es que el debate está sesgado. Y cuando intentamos poner sobre la mesa la ciencia, la racionalidad y los estudios científicos, acabamos chocando con esta emoción generada por el zumbido del miedo", replica Céline Imart.
Un golpe para la política climática
La Ley Duplomb se inscribe en una tendencia a cuestionar la política climática adoptada en los últimos años. El texto incluye otras disposiciones que facilitan la ganadería intensiva y la construcción de instalaciones de almacenamiento de agua, también conocidas como megabasenas. "Sí, se trata de un nuevo ataque a los compromisos adquiridos en el mandato anterior", afirma Majdouline Sbaï.
En cambio, Céline Imart (PPE) se felicita de que esta ley ponga en entredicho el Pacto Verde Europeo. "Estoy muy orgullosa de contribuir a deshacer este Pacto Verde porque creo que es la manera equivocada de hacer las cosas. La lógica punitiva, la lógica que va a lastrar aún más a los agricultores, su productividad, su rentabilidad", insiste el eurodiputado.
De momento, la petición en Francia ha cumplido los criterios para un nuevo debate en la Asamblea Nacional. La presidenta de la Asamblea Nacional se mostró favorable a un nuevo intercambio de puntos de vista entre los eurodiputados. Sin embargo, este debate sólo puede tratar la petición, y no irá seguido de una votación que podría derogar inmediatamente la ley ya aprobada.