El 95% de las aguas costeras de Grecia y Chipre son seguras para el baño
Los europeos pueden bañarse con mucha seguridad en las aguas del Viejo Continente. Esta es la conclusión de la última evaluación de las aguas de la UE, que abarca el año 2024 y se publica ahora. Más del 85% de los lugares analizados cumplieron el año pasado las normas más estrictas de calidad "excelente" de las aguas de la UE, mientras que el 96% de todas las aguas oficialmente reconocidas en la UE cumplieron las normas mínimas de calidad. La evaluación y el mapa interactivo, elaborados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) en colaboración con la Comisión Europea, destacan dónde pueden encontrar los bañistas zonas de baño bien gestionadas en Europa.
La evaluación pone a prueba la idoneidad de las aguas para el baño, centrándose en el control de las bacterias que pueden causar enfermedades potencialmente graves. En total, se evaluaron más de 22 000 zonas de baño en los 27 Estados miembros de la UE, así como en Albania y Suiza.
En cinco países -Grecia, Chipre, Bulgaria, Austria y Croacia-, el 95% o más de las aguas de baño eran de calidad excelente. La calidad de las aguas de baño costeras suele ser mejor que la de los ríos y lagos. En 2024, alrededor del 89% de las aguas de baño costeras de la UE se clasificaron como excelentes, frente al 78% de las aguas de baño continentales.
Desde el Atlántico hasta el Mediterráneo, la mayoría de las aguas de baño europeas son de excelente calidad de baño cuando se evalúan en función de los parámetros (Escherichia coli [E. coli] y enterococos) exigidos por la Directiva de Aguas de Baño (BWD). La calidad de las aguas de baño en Europa ha mejorado considerablemente en las últimas décadas. Esto se debe a una drástica reducción de los contaminantes orgánicos y patógenos liberados anteriormente en las aguas residuales municipales no tratadas o parcialmente tratadas. Estas mejoras se han producido como resultado de la combinación de los siguientes efectos:
- el control y la gestión sistemáticos introducidos por la Directiva de Aguas de Baño;
- las grandes inversiones en plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas;
- las mejoras en las redes de aguas residuales.
Gracias a estos esfuerzos en curso, ahora es posible nadar en aguas urbanas que antes estaban muy contaminadas. Esto demuestra cómo unas políticas sólidas y bien aplicadas pueden marcar la diferencia.
La BWD se centra en el control de E. coli y enterococos, importantes indicadores de contaminación fecal, lo que supone un riesgo para la salud humana por la posible presencia de patógenos. Además, las floraciones de cianobacterias tóxicas, aunque no están sujetas a la vigilancia cuantitativa prescrita por la BWD, suelen dar lugar a avisos contra el baño.
El agua también contiene sustancias químicas. La calidad del agua se controla y evalúa con arreglo a la Directiva Marco del Agua (DMA) (UE, 2000). Esta Directiva abarca una amplia gama de contaminantes en las aguas superficiales y subterráneas. Sin embargo, estos contaminantes químicos no se detectan en el control de las aguas de baño, incluso cuando superan los límites legales establecidos para evitar daños al medio ambiente.