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Europa no hace suficiente para detectar el VIH y la hepatitis, alertan las autoridades sanitarias

Un organizador local muestra un kit de prueba del VIH en Estados Unidos el nueve de marzo de 2021.
Un organizador local muestra un kit de prueba del VIH en Estados Unidos el nueve de marzo de 2021. Derechos de autor  John Raby/AP Photo
Derechos de autor John Raby/AP Photo
Por Gabriela Galvin
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El ECDC afirma que la región aún podría cumplir sus objetivos de pruebas para el VIH, aunque será más difícil mejorar la detección de la hepatitis B y C.

Muchos países europeos van a la zaga en los esfuerzos para detectar enfermedades potencialmente mortales como el VIH y las hepatitis, según un nuevo análisis.

En 2018, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) publicó nuevas directrices sobre las pruebas de VIH y de hepatitis B y C con el objetivo de incorporar a las personas al tratamiento con mayor rapidez y evitar que infecten a otras, dado que los síntomas pueden tardar años en aparecer.

Pero en muchos países, las políticas de pruebas están desfasadas y no se ajustan a las recomendaciones del ECDC, según el informe del organismo, que incluye a los 27 Estados miembros de la UE, así como a Islandia, Liechtenstein y Noruega.

Más de 650.000 personas han sido diagnosticadas de VIH en la región, casi 25.000 en 2023. Se estima que 5,4 millones de personas padecen hepatitis B o C crónicas.

En 26 países con datos, se estima que el 92% de las personas con VIH habían sido diagnosticadas, pero en conjunto más de la mitad de las personas con VIH reciben el diagnóstico tarde, según el informe.

Estas personas viven entre tres y cinco años sin saber que tienen VIH, lo que las coloca en "mayor riesgo de morbilidad, mortalidad, peores resultados del tratamiento y de transmitir el virus a otras personas", señaló el ECDC.

El diagnóstico tardío también es frecuente entre los pacientes con hepatitis B y C. Muchas personas solo se dan cuenta de que están infectadas cuando empiezan a sufrir complicaciones potencialmente mortales, como cáncer de hígado o insuficiencia hepática causada por la cirrosis.

Según los objetivos mundiales de salud, el 95% de las personas con VIH y el 60% de quienes padecen hepatitis B y C crónicas deberían conocer su estado para poder acceder a tiempo al tratamiento.

El ECDC dijo que esto podría ser alcanzable para el VIH en los próximos años, pero que será más difícil llegar al objetivo en hepatitis B y C.

Cabe destacar que las pruebas de VIH son gratuitas en 24 países, mientras que las de hepatitis lo son en 17. Solo 22 países afirman contar con un plan nacional para responder a la hepatitis.

Más de la mitad de los países no han actualizado sus recomendaciones de pruebas de VIH o hepatitis desde 2018.

El ECDC recomendó aumentar el acceso a las pruebas, en particular para los grupos con mayor riesgo de infección, incluidos los hombres que tienen sexo con hombres, las personas que se inyectan drogas, las personas trans y quienes están en prisión.

El VIH y la hepatitis B se transmiten habitualmente a través de los fluidos corporales de una persona infectada, por ejemplo durante las relaciones sexuales. La hepatitis C es un virus transmitido por la sangre que puede propagarse en entornos médicos inseguros o cuando las personas que consumen drogas comparten agujas.

El nuevo informe no es la primera vez que las autoridades sanitarias advierten de que los países europeos van camino de no cumplir estos objetivos.

A comienzos de este año, señalaron que Europa no cumplirá sus objetivos para combatir el VIH, las hepatitis, otras infecciones de transmisión sexual (ITS) y la tuberculosis (TB) sin inversiones significativas en salud pública.

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