El hombre sufrió un ictus tras beber ocho bebidas energéticas al día. Después de que los médicos le pidieran dejar de tomar bebidas energéticas, la presión arterial del paciente volvió a la normalidad.
Un británico, previamente sano y en buena forma, sufrió un ictus tras beber ocho bebidas energéticas al día, lo que ha llevado a los médicos a advertir de que estas populares bebidas pueden aumentar los riesgos cardiovasculares. El hombre, que tiene unos 50 años, no fumaba ni bebía alcohol ni consumía drogas.
Acudió al hospital cuando su lado izquierdo se entumeció de repente y tuvo problemas de equilibrio, para caminar, tragar y hablar, síntomas clásicos de ictus. El ictus se localizó en el tálamo, la parte del cerebro implicada en el movimiento y la percepción sensorial.
Aunque por lo demás parecía sano, su tensión arterial era de 254/150 mm Hg (milímetros de mercurio), considerada extremadamente alta. Los médicos le recetaron medicación para reducir la tensión, pero al volver a casa volvió a subir y se mantuvo elevada incluso tras aumentar la dosis.
Entonces supieron que consumía, de media, ocho bebidas energéticas al día, cada una con unos 160 miligramos (mg) de cafeína. Eso elevaba su ingesta diaria de cafeína hasta 1.280 mg, más de tres veces por encima del máximo recomendado, 400 mg.
Tras pedirle que dejara de tomar bebidas energéticas, su tensión volvió a la normalidad y dejó de necesitar medicación, pero nunca recuperó por completo la sensibilidad del lado izquierdo, según el caso clínico publicado en 'BMJ Case Reports'.
"Obviamente, no era consciente de los peligros que me estaba causando beber bebidas energéticas", comentó el paciente, según el informe. "Me he quedado con falta de sensibilidad en la mano y los dedos del lado izquierdo, en el pie y en los dedos incluso después de ocho años."
Los médicos, Martha Coyle y Sunil Munshi, del Nottingham University Hospitals NHS Trust, piden ahora restricciones más estrictas sobre las bebidas energéticas y mayor concienciación sobre los posibles riesgos cardiovasculares, especialmente entre los jóvenes, considerados de menor riesgo de ictus en general.
"Es posible que el consumo tanto agudo como crónico de bebidas energéticas aumente el riesgo de enfermedad cardiovascular y de ictus y, lo que es importante, que sea reversible", señalaron, aunque reconocieron que "las pruebas disponibles no son concluyentes".
El paciente representa solo un caso, harían falta más datos para demostrar que las bebidas energéticas elevan de verdad los riesgos para la salud cardiovascular.
Pero los médicos sostienen que, dado que el ictus y las enfermedades cardíacas son tan frecuentes, hay que hacer más para reducir los riesgos potenciales. "En pacientes con hipertensión sin causa conocida, los médicos deberían preguntar por el consumo de bebidas energéticas", concluyeron.