Las repentinas inundaciones han anegado áreas de Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania, dejando vehículos varados y cerrando carreteras principales. El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, declaró el estado de emergencia e instó a los residentes a permanecer en sus hogares.
En la ciudad de Nueva York, las líneas de metro fueron suspendidas o severamente retrasadas, y partes de las carreteras principales fueron cerradas debido al alto nivel del agua y a la caída de árboles.
Los equipos de emergencia en el condado de Westchester rescataron a conductores de vehículos sumergidos, mientras que en Mount Joy, Pensilvania, cayeron unos centímetros de lluvia, inundando cientos de hogares.