La cumbre más alta de Alemania, la Zugspitze, vuelve a lucir su cruz dorada en la cima coincidiendo con el inicio de la temporada de esquí. El emblema, gestionado por la Bayerische Zugspitzbahn y el distrito de Garmisch-Partenkirchen, estaba tan cubierto de pegatinas que necesitó una restauración a fondo.
Un herrero en Baviera decapó, imprimó y lacó la estructura antes de aplicar pan de oro auténtico para recuperar su brillo.
La empresa afirma que a partir de ahora aplicará la prohibición de pegatinas conforme a las normas locales de conservación, con carteles y una película protectora para evitar nuevos daños.
El número de visitantes sigue siendo alto, por lo que se ha habilitado una pequeña réplica junto a la estación de montaña para los turistas que aún quieran un lugar donde dejar sus pegatinas.