Al grito de "tenemos hambre", venezolanos de clases populares siguen cortando carreteras y protestando en Caracas y otros puntos del país para reclamar comida y agua.
"Queremos comida" se ha convertido en el grito de la desesperación en Venezuela. Las clases populares, tradicional apoyo del chavismo, siguen protagonizando protestas para reclamar alimentos, agua y también gas, tanto en Caracas como en otros puntos del país. "Entonces ya tenemos hambre, el pueblo tiene hambre. Hay hambruna", se indigna una mujer.
La gota que ha colmado el vaso ha sido el incumplimiento por parte del Gobierno de entregar el tradicional pernil (jamón) de Navidad en un país en el que seis millones de familias dependen de las cajas de comida subsidiada.
"Ellos nos ven así (protestando en la calle) y para ellos somos de la oposición. Oposición, no, lo que nosotros estamos protestando por la comida, porque a estas alturas tenemos ya para tres meses que no nos venden la bendita caja. Ellos no nos las regalan, nos las venden", clama otra manifestante.
El presidente venezolano culpó el miércoles a Portugal del desabastecimiento. "Pero qué pasó con el pernil? Nos sabotearon. Nos sabotearon. Puedo decirlo de un país, Portugal", señaló Nicolás Maduro.
Lisboa lo niega, dice que no tiene "poder de sabotear" la importación de un alimento, si bien parece que Venezuela todavía debe 40 millones de euros a varias firmas lusas por los jamones enviados las navidades pasadas.
Ahora Caracas culpa a Colombia de retener 2200 toneladas de pernil en una de sus fronteras. Entretanto, la población sufre ante la explosión de precios y la caída del poder adquisitivo. Venezuela cierra este año con una inflación acumulada de más del 2000 %.
Distintos tuit dan cuenta de las manifestaciones en el país.