Geraint Thomas ha sucedido a Chris Froome como vencedor y ha dejado patente, una vez más, el absoluto dominio del Sky. Lo que en el equipo justifican con trabajo y potencial económico, para otros es fruto de la relación con las sustancias prohibidas
La imagen se repite en el Tour de Francia. Mismo equipo y mismo resultado pero, en este caso, diferente protagonista. Geraint Thomas ha sucedido a Chris Froome como vencedor y ha dejado patente, una vez más, el absoluto dominio del Sky.
Lo que en el equipo justifican con trabajo y potencial económico, para otros es fruto de la relación con las sustancias prohibidas. A Froome, en Francia, no se le perdona que apenas unos días antes de comenzar el Tour, quedase libre de toda culpa en su positivo por salbutamol en la pasada Vuelta a España. Los técnicos de la Agencia Mundial Antidopaje no pudieron rebatir la amplia documentación presentada por su defensa sobre las deficiencias en los controles sobre productos para combatir el asma. Con la idea de que un británico ganase la prueba francesa, Sir Dave Brailsford creo un equipo demoledor.
Ante el estilo clásico del ciclismo francés, español e italiano, la formación de Brailsford apuesta por la modernidad y los avances tecnológicos. Ha implantado el uso de potenciómetros, máquinas de última generación y hábitos de comportamiento pero no logra erradicar la sombra del dopaje. Antes que Froome fue Wiggins, sospechoso de consumir productos prohibidos cuando logró llegar vestido de amarillo a París, en 2012. La Unión Ciclista Internacional suspendió a varios médicos que colaboraron con el Sky pero los ciclistas quedaron exentos de toda pena deportiva. En el pelotón consideran que el problema es otro y abogan por el tope salarial. El presupuesto del equipo triplica el de sus máximos adversarios. Por ello cuenta con una selecta nómina de ciclistas y ficha a las nuevas joyas del mercado. Así, prepara el relevo generacional con el joven colombiano Egan Bernal.