Alivio en el aeropuerto de Bangkok tras la decisión de las autoridades tailandesas de no deportar a Rahaf Mohammed Al Qunun, una adolescente saudí que huyó de su familia tras renunciar al Islam. Al Qununa, que seguraba que la matarían si era repatriada, ha quedado bajo la protección del ACNUR.
Alivio en el aeropuerto de Bangkok tras la decisión de las autoridades tailandesas de no deportar a Rahaf Mohammed Al Qunun, una adolescente saudí que huyó de su familia tras renunciar al Islam. Al Qunun, que aseguraba que la matarían si era repatriada, ha quedado bajo la protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados:
"Hablaremos con ella y haremos lo que nos pida", explicaba el jefe de la Oficina Tailandesa para la Inmigración. "Tenía problemas y escapó para buscar nuestra ayuda. Somos la Tierra de las Sonrisas, no enviaremos a nadie a la muerte. No lo haremos, nos adheriremos a los principios de los derechos humanos bajo el estado de derecho".
Atrincherada en un hotel y a través de su cuenta de Twitter, Al Qunun contó que varios funcionarios saudíes le requisaron el pasaporte y la retuvieron al llegar al aeropuerto el pasado sábado. Sus gritos de auxilio alertaron a las autoridades de inmigración, que la llevaron a un hotel de tránsito. Desde el hotel envió varios tuits en los que pedía públicamente que se le concediera el estatus de refugiada y expresaba sus temores a ser torturada o asesinada por su familia por haber abandonado su religión.