Olas de frustración e impotencia azotan la playa del Altar, en Cabo Verde, tras la muerte de más de cien delfines que quedaron varados en ella el pasado miércoles. Durante horas un equipo de más de un centenar de personas intentó sin éxito arrastrar a los ejemplares mar adentro.
Olas de frustración e impotencia azotan la playa del Altar, en Cabo Verde, tras la muerte de más de cien delfines que quedaron varados en ella el pasado miércoles. Durante horas un equipo de más de un centenar de personas intentaron sin éxito arrastrar a los ejemplares mar adentro. Sin embargo, una y otra vez volvían a la orilla siguiendo, tal vez, una indicación equivocada del delfín piloto.
Extenuados, tras constatar la inutilidad de su esfuerzo, los miembros del operativo de salvamento abandonaron poco a poco la tarea.
Los delfines eran del tipo cabeza de melón, una especie que no está en peligro de extinción. Incidentes de este tipo no son extraños en las playas de todo el mundo, aunque parece que cada vez son más frecuentes.