Con dos culturas completamente diferentes, no existieron enfrentamientos cuando la excolonia estaba en manos de Lisboa. Las buenas relaciones se mantienen a día de hoy.
En 1999 Portugal dejaba Macao en manos de China. Tras el traspaso de poder entre los dos países, el territorio debía regirse, al igual que Hong Kong, por el principio 'un país dos sistemas', lo que garantizaría que la excolonia lusa tendría cierta independencia de Pekín.
Durante el dominio de Lisboa, había que encontrar un equilibrio entre dos culturas completamente diferentes, y nunca existió ningún tipo de enfrentamiento. La buena relación se ha trasladado también a los vínculos políticos y económicos entre ambos países.
Lo explica Rocha Vieira, el último gobernador portugués en Macao: "Lo que siempre ha sucedido en Macao, a lo largo de la historia, es que Macao y China siempre han encontrado soluciones convenientes para ambas partes, que fueron negociadas, gracias a un entendimiento que persiste. Las relaciones entre Portugal y China, hoy en día, se deben en gran medida a la presencia portuguesa en Macao, que duró varios siglos. Cuando China decidió crear un foro para la cooperación económica y comercial con los países de habla portuguesa, decidió poner la sede en Macao."
Un buen ejemplo de esa conexión son las inversiones chinas en los llamados PALOPs, los seis países africanos de habla portuguesa como Angola o Mozambique. En cuanto a Macao, mantiene sus raíces no solo por la comunidad local y los descendientes, sino por una nueva ola de portugueses que dejó su país y llego al territorio en busca de nuevas oportunidades.