El residente del Polo Norte llega a diferentes países del mundo con mascarilla y sin abrazos, pero conservando la magia de la Navidad para los pequeños de la casa.
Colgando de una cuerda a 100 metros de altura, un escalador profesional vestido de Papá Noel desciende del icónico teleférico de la montaña Pan de Azúcar en Río de Janeiro, mientras otro Papá Noel saluda a los visitantes dentro de una antigua cabina decorada. Así es como la ciudad brasileña da inicio a las festividades de Navidad.
Mientras que en Praga, un circo ha preparado para Papá Noel un autoservicio de regalos para no incumplir las restricciones por la pandemia. Los niños reciben regalos a cambio de una canción o un poema. Este año, Papa Noel no solo les preguntará cómo se portaron sino que también les pedirá utilizar la mascarilla y respetar la distancia social.
República Checa estudia prolongar el estado de emergencia más allá del 12 de diciembre para poder mantener en vigor restricciones de contactos y así frenar el coronavirus, en un contexto de descenso de los contagios.
Esas medidas no abarcan a los miembros de una misma familia, es decir, no hay límites del número de personas emparentadas en una reunión privada. En cambio, fuera de grupos familiares, no puede haber más de seis, y de 10 en las celebraciones religiosas.
En la calle sólo pueden juntarse un máximo de 6 personas, mientras que bares y restaurantes no deben admitir clientes por encima del 50 % de su capacidad, y en cada mesa puede haber un máximo de 4 personas.
En Belén, un pequeño grupo de personas asistió al encendido del árbol de Navidad. Una edición inédita debido a la pandemia. Las celebraciones en el pueblo bíblico, venerado por los cristianos, suelen contar con la llegada de miles de personas de todas partes del mundo. Pero este año la ceremonia s e limitó a 50 personas. y los restaurantes de la zona cerrarán a las 9 de la noche durante toda la temporada.