El ambiente "cada vez más venenoso y tóxico" de la libertad de prensa en América Latina, según RSF

Fotos de periodistas asesinados durante una protesta nacional, 25/1/2022, Ciudad de México, México
Fotos de periodistas asesinados durante una protesta nacional, 25/1/2022, Ciudad de México, México Derechos de autor Eduardo Verdugo/Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved
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Por Amaranta Zermeno Jimenez con EFE
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En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha publicado su 20ª edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, y este año América Latina resalta por su ambiente “cada vez más venenoso y tóxico”.

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En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha publicado su 20ª edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, y este año América Latina resalta por su ambiente “cada vez más venenoso y tóxico”.

Gracias al análisis y evaluación de las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios, RSF ha expuesto un caótico paisaje mediático. Uno que ha vivido un aumento de tensiones por una “doble polarización”.

“A nivel internacional, la asimetría entre, por un lado, las sociedades abiertas y, por otro, los regímenes despóticos que controlan sus medios y plataformas mientras libran guerras de propaganda, debilita las democracias”, declaró RSF en su análisis global.

En América Latina, la crisis del coronavirus en 2021 ha actuado como acelerador de la censura, provocando graves dificultades económicas para la prensa, creando serias dificultades de acceso a la información sobre la gestión de la epidemia por parte de los gobiernos latinoamericanos.

Según RSF, la desconfianza hacia la prensa, alimentada por la retórica antimediática y la banalización de los discursos estigmatizadores de los políticos, especialmente en Brasil (110º en el Índice), Cuba (173º), Venezuela (159º), Nicaragua (160º) y El Salvador (112º), ha seguido creciendo.

Serían estos ataques públicos, cada vez más visibles y virulentos, los que socavan la profesión y fomentan los pleitos abusivos, las campañas de difamación e intimidación -sobre todo contra las mujeres- y el acoso en línea contra los periodistas críticos.

México, un grito de socorro

En el puesto 127 (de 180), México destaca en la clasificación porque su paisaje mediático está pintado con sangre.

Con 8 periodistas asesinados en lo que va del 2022 (contra al menos 7 periodistas asesinados en el año 2021), México sigue siendo el país más mortífero del mundo para la prensa. Ocupa el puesto 179 de 180 en la clasificación de seguridad.

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Pancarta de una manifestante durante la protesta contra el asesinato de dos periodistas en Ciudad de México, México, 25/1/2022Eduardo Verdugo/Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved

Fueron estas trágicas muertes las que unieron más que nunca a los periodistas en el país, que denunciaron ante el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador la falta de protección y justicia para el gremio.

No somos enemigos del Estado.
Ingrid Sánchez
Periodista mexicana

"No somos enemigos del Estado, y exigimos garantías para ejercer nuestra labor sin perder nuestras vidas. También exigimos que los asesinatos de nuestros y nuestras compañeras no queden impunes y que su labor periodística sea considerada dentro de las líneas de investigación", afirmó la periodista Ingrid Sánchez en un discurso frente a la Secretaría de Gobernación de Ciudad de México.

Esta indignación se generalizó a nivel nacional con varias protestas, y alcanzó incluso el nivel internacional, con Estados Unidos y el Parlamento Europeo pidiendo que se garantice la protección de periodistas y activistas.

"México es desde hace mucho tiempo el lugar más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra" declaró el Parlamento, y consideró que el país tiene un "problema endémico" para investigar estos crímenes, ya que "el 95 % quedan impunes".

El golpe de Daniel Ortega en Nicaragua

Nicaragua registró la mayor caída (-39 puestos) y entró en la zona roja de la clasificación.

En el contexto de las elecciones de noviembre de 2021 que llevaron a Daniel Ortega a la presidencia por cuarto mandato consecutivo, se realizó una cacería de las voces críticas, tanto de partidos políticos opositores, organizaciones civiles, como de los medios.

Los últimos bastiones de la prensa independiente están asediados y la gran mayoría de los periodistas independientes, amenazados por procedimientos judiciales abusivos, han tenido que abandonar el país.

Según el movimiento Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) informó que se registraron 175 ataques a la libertad de prensa y a la libertad de expresión en el país centroamericano durante el primer trimestre de 2022.

"Los principales agresores señalados son: Policía, Poder Judicial, propagandistas oficialistas y personas afines al FSLN (gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional)", señaló.

El hostigamiento (40 casos), la estigmatización (35), las agresiones físicas y verbales (17), las amenazas (13) y el acoso judicial (12) fueron los principales tipos de ataques a la libertad de prensa y a la libertad de expresión durante el primer trimestre, de acuerdo con el informe.

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El PCIN observó que los tres primeros meses del año estuvieron marcados por las condenas a los periodistas Miguel Mendoza y Miguel Mora, así como a los miembros de la directiva del diario La Prensa: Cristiana Chamorro, Pedro Joaquín Chamorro y Juan Lorenzo Holmann Chamorro.

Una creciente preocupación en el Salvador

La situación en El Salvador es igual de preocupante, ya que por segundo año consecutivo ha registrado una de las mayores caídas de la región en la clasificación (-30).

Desde que llegó al poder en 2019, el presidente Nayib Bukele ha estado jugando un juego peligroso, multiplicando los ataques y las amenazas contra los periodistas críticos con su administración, creando así la imagen de una prensa enemiga del pueblo, según el análisis de RSF.

A inicios de abril, el Congreso de El Salvador aprobó, a petición de Bukele, una reforma penal para castigar hasta con 15 años de prisión la difusión de mensajes de pandillas en medios de comunicación.

Asimismo, va dirigida contra aquellos que "marquen" sus territorios con siglas, una práctica que los pandilleros usan para amedrentar y amenazar de muerte a quienes los denuncian ante las autoridades.

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"Cuando los alemanes querían erradicar el nazismo, prohibieron por ley toda la simbología Nazi, así como los mensajes, apologías y todo lo que fuera dirigido a promocionar el nazismo (...) Ahora nosotros haremos eso con las pandillas", justificó Bukele en su cuenta de Twitter.

Una medida que se inscribe en el régimen de excepción impuesto por Nayib Bukele, quien según un reciente sondeo cuenta con el apoyo del 91% de la población.

Esta deriva autoritaria, combinada con las modificaciones forzadas del marco legislativo (ley de "agentes de extranjeros", modificaciones del código penal), hace que el trabajo de la prensa sea cada vez más complejo.

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