Residente ucraniano que resiste en Vuhledar: "¿Por qué debemos irnos? Esta es nuestra casa"

Vuhledar, antiguo bastión de la minería del carbón, alberga ahora sólo a unos 1.000 habitantes. El estado de la ciudad es estremecedor. No se encuentra ni un edificio que no presente graves daños.
Oleg el panadero y su ayudante Viktor llevan el pan a los ciudadanos que aún resisten. Pasan varios controles y entran a la localidad con casco y chaleco antibalas.
Svetlana se quedó porque no quiere abandonar a sus ancianos padres: "Me he quedado aquí porque se han quedado mis padres"; Ina porque no puede permitirse un piso en otro lugar y porque no abandonará a su perro: "Toda mi vida está aquí, aquí es donde trabajé, mi casa está aquí"; Zoya porque sencillamente no se imagina dejando su ciudad natal: "¿Por qué debemos irnos? ¿Adónde debemos ir? Este país es nuestro y esta es nuestra casa".
Sin la ayuda de voluntarios como Oleg que se juegan la vida cada día, no podrían cubrir necesidades básicas. Falta agua potable y electricidad.