Mientras la izquierda amenazaba con la censura cuando se anunció la lista de ministros, fue el jefe de la derecha, que a su vez fue nombrado de nuevo Ministro del Interior, quien puso al Gobierno al borde de la implosión.
¿Un Gobierno que nace muerto? Nadie había previsto un escenario así: un tuit que amenazara con hacer implosionar al Gobierno nada más ser nombrado. Bruno Retailleau causó una enorme sorpresa el domingo por la noche al criticar la composición del equipo seleccionado por Sébastien Lecornu, que, en su opinión, "no refleja la prometida ruptura con el pasado".
La vuelta a los negocios de Bruno Le Maire, que se marchó a dar clases a Suiza durante un tiempo, ha enfurecido a la oposición, que le culpa del desplome de las finanzas públicas. Bruno Retailleau convocó el lunes por la mañana una reunión del comité de estrategia de su partido, Los Republicanos (LR), para decidir si se mantenía o no a los ministros de su formación.
"Los Republicanos no pueden salirse con la suya", replicó su ministra de Cultura, Rachida Dati. "Abandonar el Gobierno unas horas después de haber aceptado participar en él es hacerle el juego al caos y al desorden", insistió.
Pero muchos en la derecha animan a Bruno Retailleau a dar portazo al Gobierno. "¿Así que LR acepta -sin consultar a las autoridades- participar en un Gobierno sin conocer a sus principales miembros?", se preguntó David Lisnard, alcalde de Cannes y presidente de la Asociación de Alcaldes Franceses.
"Todo esto es penoso y me resulta imposible seguir siendo vicepresidente [de Los Republicanos]", añadió, amenazando con abandonar el partido si el lunes se confirmaba la participación en el Gobierno.
Hacia el final de la "base común
Poco antes de la tormenta, Sébastien Lecornu defendió en la plataforma X, un Gobierno "que reúna a la gente y se parezca a la base común". Pero ya no está claro con qué mayoría -incluso muy relativa- contaría el primer ministro en la Asamblea, si su Ejecutivo sobrevive hasta la declaración de política general.
Al final de la noche, la UDI, de centro-derecha, anunció que "retomaba su total libertad". Al borde de la implosión, el Gobierno también está amenazado por la izquierda, que agita el fantasma de la censura en cuanto se pronuncie el discurso del dimitido primer ministro Lecornu, previsto para el martes por la tarde en la Asamblea Nacional.