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"El día después es el gran problema": Qué escenarios se abren ante la escalada entre Trump y Maduro

La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, se dirige a sus partidarios en una protesta contra el presidente Nicolás Maduro en Caracas, el 9 de enero de 2025.
La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, se dirige a sus partidarios en una protesta contra el presidente Nicolás Maduro en Caracas, el 9 de enero de 2025. Derechos de autor  AP
Derechos de autor AP
Por Rafael Salido
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Las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela han entrado en una fase inédita: recompensas millonarias, despliegues militares sin precedentes y contactos secretos dibujan un escenario volátil. Analistas advierten que el verdadero desafío llegará si el chavismo colapsa. ¿Qué pasaría el día después?

La relación entre Estados Unidos y Venezuela ha entrado en una fase de tensión que no se veía desde hace años. En apenas unos meses, una cadena de decisiones políticas y acciones militares han transformado por completo el tablero: la cuestión ahora es saber en qué puede desembocar semejante escalada y, sobre todo, según comentan expertos consultados por 'Euronews', en caso de que Nicolás Maduro abandone el cargo, qué pasaría después.

Desde las elecciones venezolanas del año pasado -que llevaron a María Corina Machado a la clandestinidad y a Edmundo González al exilio-, Washington ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares (más de 43 millones de euros) por la captura del propio Maduro, ha designado al Cártel de los Soles como una "organización terrorista", ha hundido a varias presuntas narcolanchas en el Caribe y hasta ha desplegado el mayor portaaviones de su flota en la región. Todo ello ha elevado la presión sobre Caracas a niveles nunca antes vistos.

A ello se suma el reconocimiento público de Donald Trump de que la CIA ha llevado a cabo acciones en territorio venezolano y su amenaza de cerrar completamente el espacio aéreo del país. En los últimos días, el presidente estadounidense admitió, además, haber mantenido conversaciones directas con el propio Maduro, un giro que sorprendió incluso además de su entorno.

"El problema es que ni él sabe lo que quiere exactamente", sostiene Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano, quien no obstante considera que los "múltiples" objetivos del mandatario estadounidense -esos sí- están muy claros: transmitir un mensaje de fortaleza a su base, combatir el narcotráfico y aislar al eje que conforman Cuba, Nicaragua y Venezuela.

La falta de una estrategia "coherente"

En este sentido, Malamud asegura que para la Administración Trump el caso venezolano ya no es solo un asunto diplomático, sino una cuestión encuadrada en la seguridad nacional de EE.UU. El también catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) advierte, sin embargo, que en estos momentos la Casa Blanca carece de una visión a medio y largo plazo.

"Su política hacia Venezuela combina impulsos, intuiciones y presiones internas, pero carece de una estrategia coherente", argumenta Malamud, quien, por otro lado, descarta casi por completo "una guerra abierta". "Una invasión terrestre de Estados Unidos es muy improbable, pero hay otras opciones de fuerza sobre la mesa, como acciones encubiertas".

Malamud subraya que hay otras vías de fuerza "perfectamente plausibles", como bombardeos selectivos, operaciones de comandos para descabezar al chavismo, sabotajes encubiertos de la CIA o un cerco económico y diplomático diseñado para provocar un colapso interno.

"Los riesgos de una operación militar en Venezuela son mucho mayores que sus supuestos beneficios", sostiene. "El gran problema es quién va a gestionar Venezuela si Maduro cae".

El hemisferio ha cambiado por completo; Latinoamérica dejó atrás ese silencio cómplice
Milos Alcalay
Ex representante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas

En este sentido, Milos Alcalay, exviceministro de Relaciones Exteriores y antiguo representante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas, afirma que la movilización militar estadounidense en el Caribe "adquiere una connotación totalmente distinta tras la designación del Cártel de los Soles como organización terrorista" y advierte que esa decisión otorgaría "una cobertura legal" a una posible ofensiva estadounidense.

Para Alcalay, el "régimen de Maduro" vive un momento de "nerviosismo" impulsado por un aislamiento internacional que ya no puede revertir. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, asevera, América Latina ha virado hacia un consenso democrático contrario a Caracas. "El hemisferio ha cambiado por completo; Latinoamérica dejó atrás ese silencio cómplice".

A ello se suma un nuevo factor: el respaldo de los países del Caribe, convertidos en actores activos ante el impacto directo del narcotráfico, la inmigración irregular y otras actividades ilícitas que se atribuyen al Estado venezolano. Para muchos de ellos, explica el diplomático venezolano, el despliegue norteamericano en la región es "un mensaje directo" de que la situación es muy diferente ahora y de que Washington "está preparado para actuar".

Las tres "patas" de la mesa

Alcalay resume la situación con una metáfora que describe bien el equilibrio inestable de la crisis: existen "tres patas" sin las cuales ningún proceso en Venezuela, "ya sea diplomático o de fuerza", podrá sostenerse: la seguridad nacional estadounidense, la lucha por la supervivencia del madurismo y las demandas de la oposición.

Para el diplomático, que ha ejercido de embajador de Venezuela en Rumania, Israel, y Brasil, cualquier negociación real debe incluir a la "verdadera oposición", no solo conversaciones entre la Casa Blanca y Miraflores.

"Con Trump no hay zonas grises: ve a Venezuela como un problema de seguridad nacional y actúa en consecuencia", dice y, en sintonía con Malamud, advierte que "Trump es absolutamente imprevisible: hoy puede tender una mano y mañana puede lanzar una acción unilateral sin previo aviso".

Con Trump no hay zonas grises: ve a Venezuela como un problema de seguridad nacional y actúa en consecuencia
Carlos Malamud
Investigador principal del Real Instituto Elcano

Aun así, Alcalay admite que un diálogo directo y exclusivo entre ambos líderes no puede descartarse, debido al estilo personalista del presidente estadounidense, pero advierte: "esto no puede ser solo un ping-pong entre Trump y Maduro; en la mesa debe estar la verdadera oposición representada por Corina Machado y González".

Mientas tanto, la sociedad venezolana vive una mezcla de ilusión y temor. "El venezolano quiere cambio, pero también siente miedo", considera Alcalay. "Sabe que cualquier protesta podría desencadenar una represión inmediata".

El despliegue militar estadounidense convierte ese temor en una incertidumbre aún mayor, puesto que cualquier error de cálculo podría escalar hacia un conflicto armado imposible de ganar para Caracas, lo que ha acrecentado el "nerviosismo" entre las filas del "régimen bolivariano". "Sabe que esta vez no controla todos los factores como antes y que frente a semejante despliegue, cualquier aventura bélica sería un suicidio político y militar".

El gran interrogante: qué pasa si Maduro cae

Tanto Alcalay como Malamud coinciden en un punto clave: la oposición venezolana está debilitada y fragmentada, con muchos de sus líderes en la clandestinidad o en el exilio. Para Malamud, de hecho, la oposición está "en gran medida desaparecida", lo que complicaría cualquier transición ordenada si el Gobierno venezolano colapsara de forma abrupta.

Esa debilidad convierte "el día después" en el verdadero desafío. Incluso si Trump lograra algunos de sus objetivos, como forzar un error que provocara un colapso interno y forzara a la salida de Maduro, opina el experto del Elcano, no está claro quién tendría la capacidad institucional para evitar que Venezuela derive en "un Estado fallido".

"¿Quién va a garantizar el orden y cómo se va a financiar todo esto? ¿Quién va a estar al frente del Gobierno?", se pregunta Malamud, quien justo esta semana ha publicado un interesante análisis a cuatro manos, junto con Carlota García Encina, sobre la situación en Venezuela. "Tampoco sabemos cuál va a ser la respuesta de los militares, ¿se van a rendir rápidamente a la presión norteamericana, va a haber una amnistía? El día después es el gran problema".

En este sentido, Alcalay cree que "dentro del propio régimen hay quienes saben que el final de este ciclo ha llegado, pero no quieren reconocerlo públicamente". "La reacción errática del Gobierno demuestra que están sintiendo el peso del aislamiento internacional", sentencia.

Mientras tanto, la escalada continúa. La maquinaria está en marcha y ninguna de las partes parece dispuesta a retroceder. Por todo ello, el problema, coinciden ambos expertos, es que más que cómo puede terminar esta crisis, es qué vendría después.

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