Tras semanas de movimientos en delegaciones como la austríaca, que presiona por mantener en el festival al país acusado de perpetrar un genocidio, José Pablo López ha reiterado la postura inicial de RTVE: o cae Israel o España.
"Eurovisión es un concurso: los derechos humanos no". El presidente de la Corporación de Radio Televisión Española se ha mostrado contundente al defender la posición incial del ente público, tras semanas de elucubraciones sobre el destino del Festival de la Canción de este año. El máximo responsable del ente público ha reiterado que la delegación española no participará en 2026 si se mantiene la presencia israelí.
Hace tres semanas, el homólogo austríaco de López llegó a viajar a Israel, el actual talón de aquiles de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), para defender abiertamente la participación de este país, que está acusado de perpetrar un genocidio a través de cientos de miles de asesinatos, desplazamientos forzosos, el empleo de la hambruna como arma de guerra y un reciente acuerdo posbélico que, según los expertos en la materia, no se está cumpliendo.
Eurovisión es una de las mayores armas de poder blando (o de influencia cultural o ideológica) que tiene la diplomacia europea: representa uno de los espectáculos en directo más seguidos en todo el mundo y supone un escaparate de primer nivel, tanto para los concursantes como sus países. Pero las reglas son claras: no se permiten posicionamientos políticos. A ello ha hecho referencia López como su segundo argumento para defender la posición de RTVE, siendo el primero el genocidio.
"Israel ha utilizado políticamente el concurso, ha tratado de influir en el resultado y no ha sido sancionada por esta actuación, que se ha producido en, al menos, los dos últimos años. Cualquier otro país que hubiera llevado a cabo esta utilización del concurso, le aseguro que estaría sancionado y suspendido transitoriamente", ha denunciado López.
El presidente hace así referencia a las actuaciones de Eder Golan ('Hurricain) y a Yuval Raphael ('New Day Will Rise') en los últimos dos años: ambas concursantes israelíes defendían en sus letras la visión del Gobierno de Benjamin Netanyahu sobre los acontecimientos que rodean a los ataques del 7 de octubre y los sucesos que desencadenaron posteriormente. Uno de los mayores patrocinadores del concurso, además, es una empresa con capital israelí: Moroccanoil.
José Pablo López ha aprovechado para tirarle un dardo al director de Eurovisión: "El señor Martin Green ha dicho que las televisiones y los artistas no representan a los gobiernos, y que esto es un concurso cultural. Y claro, yo me pregunto: ¿está planteando el señor Green la vuelta de las televisiones de Rusia o Bielorrusia al festival? Confío en que no: porque todos sabemos que si esas televisiones volviesen harían una utilización similar a la que ha hecho Israel, porque para ellos el concurso es mucho más y tiene una derivada política muy importante".
Los días 4 y 5 de diciembre se prevé una asamblea general de la UER donde se debatirá este asunto. España, al ser uno de los cinco mayores contribuyentes de la organización, tiene un peso importante en el festival y ciertas ventajas: pasa siempre directamente a la final.
El Consejo de Administración de Radiotelevisión Española adoptó la decisión de retirarse del concurso la misma mañana en la que Naciones Unidas certificó, mediante el informe de un comité de investigación 'ad hoc', que el Ejecutivo de Netanyahu llevaba 346 días perpetrando un genocidio contra la población de la Franja de Gaza. Los españoles se sumaron así a países como Islandia, Eslovenia, Irlanda o Países Bajos, que piden el mismo boicot.