Reino Unido, Alemania y otros Estados miembros van a cancelar su programa de solicitudes de asilo de este país; Austria cambiará el estatus de casi 40.000 sirios para expulsarlos.
El colapso de la brutal dictadura de Bashar al Assad ha dejado a la Unión Europea con una lista de preguntas pendientes: ¿Quién es el principal interlocutor en el país? ¿Cómo puede contribuir Bruselas a la transición de poder? ¿Qué ocurre con las sanciones? ¿Deben volver a fluir los fondos de la UE para apoyar la reconstrucción?
Y, sin embargo, ninguna otra cuestión tiene más trascendencia para los gobiernos que el futuro del más de un millón de sirios que han buscado refugio en toda Europa. En una cascada de anuncios tras la caída de Assad, los países europeos han empezado a paralizar temporalmente las decisiones sobre las solicitudes de asilo de ciudadanos sirios que aún estaban pendientes en el sistema. Alemania, Italia, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Bélgica han sido algunos de ellos, alegando la inestabilidad de las circunstancias sobre el terreno.
En Austria, el ministro del Interior Gerhard Karner ha anunciado la suspensión de la reagrupación familiar y la introducción de un nuevo "programa de repatriación y deportación ordenada" que se aplicaría a unos 40.000 sirios a los que se ha concedido protección en los últimos cinco años.
"La atención se centrará en los que se han convertido en delincuentes, los que no quieren adaptarse a los valores culturales en Europa, en Austria, o los que no quieren trabajar y por tanto sólo viven de las prestaciones sociales. Son claramente la prioridad de este programa", ha dicho Karner.
La propuesta de Viena se ganó el reproche de Birgit Sippel, eurodiputada socialista con larga experiencia en política migratoria. "¿Deportar a la gente de vuelta a Siria? Creo que es demasiado pronto para hacerlo porque no sabemos qué pasará después. ¿Vivirá el país en paz o los diferentes grupos empezarán a luchar entre sí y empeorarán aún más las cosas?", ha declarado Sippel a 'Euronews' en una entrevista.
"Es un poco gracioso ver que, por un lado, hay Estados miembros que ya están hablando de mandar a la gente de vuelta a Siria y otros están preocupados de que las cosas puedan empeorar". En realidad, los Estados miembros ya habían iniciado conversaciones sobre cómo acelerar los retornos voluntarios de refugiados sirios antes de los acontecimientos de este fin de semana.
A principios de año, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, propuso un cuidadoso acercamiento al régimen de Al Assad, reabriendo la embajada italiana en Damasco e instando al bloque a revisar su estrategia hacia el país asolado por la guerra. Austria, Eslovenia, Eslovaquia, Croacia, Grecia, la República Checa y Chipre respaldaron el llamamiento de Italia en una carta conjunta publicada en julio.
Todos estos esfuerzos, que se encontraban en una fase muy incipiente, están ahora a punto de acelerarse tras el derrocamiento del férreo régimen de Al Assad. El debate procederá a abordar inevitablemente la cuestión definitiva: ¿debe revocarse el estatuto de refugiado para devolver a los sirios?
Los eternos refugiados... hasta ahora
A la inmensa mayoría de los sirios que huyeron de la guerra civil y llegaron a la UE en busca de asilo se les concedió el estatuto de refugiado o protección subsidiaria y se les permitió permanecer dentro del bloque por tiempo indefinido. Debido a la naturaleza sangrienta del conflicto, los sirios estaban protegidos por el principio de 'no devolución', que prohíbe a las autoridades deportar a los inmigrantes a naciones donde puedan sufrir persecución, tortura o cualquier otro maltrato.
En la práctica, esto significaba que los países de la UE podían, como mucho, ayudar a quienes voluntariamente quisieran regresar. Con Al Assad aún aferrado al poder, pocos estaban convencidos de hacerlo: el año pasado, sólo 38.300 de los 5,1 millones de refugiados sirios acogidos por países vecinos optaron por regresar, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Las condiciones dentro de Siria "aún no eran propicias para facilitar el retorno voluntario a gran escala en condiciones de seguridad y dignidad", advirtió ACNUR en su informe anual. La preocupación por la seguridad, los medios de subsistencia, los servicios básicos y la vivienda se citaron como razones del bajo índice de repatriaciones. Cerca del 90% de la población siria vive en la pobreza.
Aunque no se espera que muchos de estos factores mejoren a corto plazo debido a la devastación causada por la guerra, es probable que el cambio radical de la situación política impulse una reevaluación de la peligrosidad de Siria, lo que, a su vez, allanará el camino para reevaluar la protección concedida a los que escaparon de la guerra.
La Directiva de Calificación de la UE, en vigor desde 2011, establece seis criterios para lo que se conoce como "cese" de la condición de refugiado, haciéndose eco (casi textualmente) de las normas establecidas por la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Los cuatro primeros son en gran medida voluntarios y pueden aplicarse ya a aquellos sirios que regresen libremente y renuncien a su protección internacional.
Los criterios quinto y sexto son más complejos porque se activan cuando desaparecen las "circunstancias" que justificaron el estatuto de refugiado en primer lugar. Una disposición similar de cese se aplica a la protección subsidiaria cuando las condiciones "han dejado de existir o han cambiado hasta tal punto que la protección ya no es necesaria".
Una vez cumplidos los criterios, los países "revocarán, pondrán fin o se negarán a renovar" el estatuto de refugiado o la protección subsidiaria concedida a esa persona. A primera vista, la caída del régimen de Assad podría ser invocada por las autoridades nacionales como un cambio de circunstancias suficiente, ya que fue la despiadada represión la que provocó principalmente el éxodo masivo de solicitantes de asilo e impidió la repatriación.
Sin embargo, la ley ofrece una salvedad clave: "Los Estados miembros tendrán en cuenta si el cambio de circunstancias es de naturaleza tan significativa y no temporal que el temor del refugiado a ser perseguido ya no pueda considerarse fundado."
Esta salvedad puede servir de "contrargumento" para recurrir una revocación que un refugiado pueda considerar infundada, dice Steve Peers, profesor de Derecho de la UE en Royal Holloway, Universidad de Londres. Además, otros sirios que durante su estancia hayan obtenido permisos de residencia de larga duración o la ciudadanía de la UE estarían "en una posición más segura."
Las incógnitas sobre la Siria que viene
Demostrar un cambio duradero en las circunstancias que ya no suponga una amenaza para los refugiados podría resultar difícil, si no imposible, en un país destrozado que vive una transición de poder entre facciones enfrentadas e identidades sectarias.
Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la fuerza rebelde que lideró la ofensiva que derrocó al régimen de Assad y que está desempeñando un papel fundamental en la transición, está considerada una organización terrorista por la ONU y la UE debido a sus anteriores vínculos con Al Qaeda. Aunque el HTS ha intentado ganar legitimidad abrazando el pluralismo y nombrando un primer ministro provisional, sigue plagado de acusaciones de abusos contra los derechos humanos, incluidas supuestas ejecuciones por blasfemia y adulterio llevadas a cabo en virtud de una interpretación estricta de la ley islámica.
Nadie sabe qué tipo de Gobierno podría surgir a continuación. La protección de las minorías, el respeto de los derechos humanos y la administración judicial serán algunos de los elementos para calibrar el grado de seguridad en Siria, o la falta de ella.
Michalis Hadjipantela, eurodiputado de centro-derecha de Chipre, país que a principios de año se vio desbordado por una repentina afluencia de solicitantes de asilo sirios, teme que la falta de un "Gobierno estable" pueda alimentar una nueva oleada migratoria y ha pedido a la Comisión Europea que proporcione "orientaciones" sobre cómo abordar la "complicada cuestión" del asilo.
Por el momento, la Comisión, encargada de velar por la correcta aplicación de la legislación de la UE, se ha andado con pies de plomo en este asunto, instando a los gobiernos a evaluar las solicitudes individualmente, en lugar de sacar conclusiones colectivas. Sobre la posible revocación del estatuto de refugiado, el Ejecutivo ha evitado cualquier especulación. "La situación está evolucionando, es muy fluida, cambia todo el tiempo. Esto requiere un seguimiento muy importante de lo que ocurre sobre el terreno, junto con el ACNUR, junto con los Estados miembros", ha dicho este martes un portavoz de la Comisión.
ACNUR también ha advertido sobre la profunda incertidumbre en Siria y la posible aparición de "nuevos riesgos imprevistos" que podrían poner en peligro los retornos. "Es posible que los refugiados necesiten algún tiempo para evaluar la situación y hacerse una idea más clara de cuál es la nueva situación sobre el terreno", declaró un portavoz del organismo.
Sin embargo, los anuncios realizados por los países de la UE (algunos se hicieron públicos menos de 24 horas después de que Rusia confirmara la salida de Assad) sugiere una creciente determinación por parte de las capitales de revisar el estatus de los refugiados sirios y acelerar las repatriaciones, de una forma u otra.
Los partidos centristas de todo el bloque han adoptado una postura de línea dura en materia de migración en un intento de contener el poderoso ascenso de las fuerzas de extrema derecha. Al fin y al cabo, muchas de estas fuerzas radicales saltaron a la palestra tras la crisis migratoria de 2015, cuando la UE recibió 1,3 millones de solicitudes de asilo, la mayoría procedentes de ciudadanos sirios, afganos e iraquíes. Desde entonces, los sirios siguen siendo el grupo más numeroso de solicitantes de asilo.
La revisión de la política de la UE sobre Siria coincide con un replanteamiento más amplio de las leyes migratorias. Líderes de todo el espectro político han pedido a Bruselas que explore "nuevas formas" de externalizar los procedimientos de asilo, por ejemplo, creando campos de deportación en paises lejanos, donde los solicitantes rechazados esperarían una respuesta definitiva.
"En este momento de turbulencias y cambios, los países deben evitar sumir a los refugiados sirios y a las personas que solicitan asilo en situaciones de mayor incertidumbre y precariedad", ha declarado Eve Geddie, directora de la Oficina de Amnistía Internacional para la UE.