En el segundo aniversario del estallido de la guerra civil en Sudán, el ministro británico de Exteriores, David Lammy, anunció 140 millones de euros en nuevas ayudas en el marco de una conferencia internacional celebrada en Londres.
Diplomáticos y representantes de organismos de ayuda humanitaria de todo el mundo se reunieron en Londres para impulsar mayores esfuerzos con el fin de intentar ayudar a los afectados por los dos años de guerra civil en Sudán. Según la ONU, el conflicto ha causado decenas de miles de muertos, 12,6 millones de desplazados y hambruna en gran parte del país. La Unión Africana copatrocinó la conferencia de un día con el Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Europea (UE).
El grupo pidió un "cese inmediato de las hostilidades", aunque el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, afirmó que la paz llevaría tiempo, más esfuerzos internacionales y una "diplomacia paciente".
El principal objetivo de la conferencia no era negociar la paz, sino responder a lo que Naciones Unidas ha calificado como la peor crisis humanitaria del mundo. A la cita londinense asistieron representantes de países occidentales, organizaciones internacionales y países vecinos, pero nadie de Sudán.
También se esperaba que Estados Unidos, que ha recortado la mayor parte de su ayuda exterior, enviara representación a la conferencia. En el marco de la reunión, Lammy anunció una financiación de 140 millones de euros para proporcionar alimentos a 650.000 personas en Sudán durante el próximo año, como parte del presupuesto de ayuda exterior del Reino Unido. Por su parte, Alemania declaró que "promete 125 millones adicionales" para Sudán y los estados vecinos.
En febrero, el Reino Unido redujo su gasto en ayuda al desarrollo y cooperación internacional del 0,5% al 0,3% del PIB para aumentar el gasto militar. Sin embargo, el primer ministro Keir Starmer ha declarado que Sudán, junto con Ucrania y Gaza, seguirá siendo una prioridad para la ayuda británica.
Lammy denuncia la "falta de voluntad política" para lograr la paz
Ni el Ejército sudanés ni el grupo paramilitar rival Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) fueron invitados. Lammy indicó a los delegados que "muchos han renunciado a Sudán", sugiriendo que es probable que el conflicto continúe. También dijo que el mayor obstáculo para la paz era la "falta de voluntad política".
"Tenemos que persuadir a las partes beligerantes para que protejan a los civiles, dejen entrar la ayuda y atraviesen el país y antepongan la paz", afirmó Lammy. La guerra comenzó el 15 de abril de 2023, después de que las tensiones entre el Ejército sudanés y las FAR desembocaran en una lucha de poder.
Los combates comenzaron en la capital, Jartum, y se extendieron por todo el país, causando al menos 20.000 muertos, aunque es probable que la cifra real sea mucho mayor. El Ejército sudanés retomó Jartum el mes pasado, lo que se consideró una victoria clave. Sin embargo, las FAR siguen controlando gran parte de la región occidental de Darfur y otras zonas. La ONU informó de que más de 300 civiles habían muerto en Darfur en los últimos combates.
La guerra ha provocado hambruna en algunas zonas de Sudán y ha obligado a más de 12,6 millones de personas a huir de sus hogares. Más de tres millones han cruzado a países vecinos como Chad y Egipto. Ambos bandos de la guerra han sido acusados de crímenes de guerra.
El Programa Mundial de Alimentos afirma que casi 25 millones de personas (la mitad de la población de Sudán) se enfrentan al hambre extrema. Oxfam ha advertido de que la crisis podría extenderse a los países vecinos. En Sudán del Sur, donde también hay inestabilidad, la llegada de refugiados procedentes de Sudán ha ejercido presión sobre unos recursos ya de por sí limitados y ha empeorado las tensiones locales.
Lammy, que visitó la frontera entre Sudán y Chad en enero, subrayó la necesidad de detener la propagación de la inestabilidad. "Impulsa la emigración desde Sudán y la región en general, y un Sudán seguro y estable es vital para nuestra seguridad nacional", afirmó.
El titular de Exteriores británico añadió que la conferencia trataría de encontrar una forma de poner fin al sufrimiento, pero que el Reino Unido y otros países occidentales tienen un poder limitado para detener los combates.
El Gobierno sudanés carga contra la conferencia
El Gobierno de Sudán criticó la conferencia por excluirlo e invitar a Emiratos Árabes Unidos (EAU), acusado de apoyar a las FAR. Los EAU han negado estas acusaciones. Lana Nusseibeh, ministra adjunta de Asuntos Políticos de EAU, afirmó que ambos bandos estaban cometiendo atrocidades, y les pidió que dejaran de atacar a los trabajadores humanitarios y acordaran un alto el fuego.