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¿Por qué los nórdicos son siempre los más felices y qué podemos aprender de ellos?

La felicidad y el bienestar general no tienen que ver con el dinero, pero sí con la cartera.
La felicidad y el bienestar general no tienen que ver con el dinero, pero sí con la cartera. Derechos de autor Canva
Derechos de autor Canva
Por Camille Bello
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La felicidad y el bienestar general no tienen que ver con el dinero, pero sí con la cartera. ¿Porqué son tan felices los países escandinavos?

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Los países nórdicos siempre ganan en la carrera de la felicidad. Finlandia ocupó el primer puesto por séptimo año consecutivo en 2023, seguida de Dinamarca e Islandia. Pero, ¿por qué son tan felices?

Algunos dicen que es porque son pequeños, homogéneos y ricos. Hace varios años, un artículo de investigación sugería incluso que se debía a que están genéticamente predispuestos a ser más felices.

Pero según el Informe sobre la Felicidad en el Mundo (WHR), estas teorías son inexactas.

En primer lugar, hablemos de dinero

Sí, los países nórdicos son todos relativamente ricos y felices, pero no todas las naciones ricas son felices como los nórdicos. Singapur, uno de los más ricos del mundo, ocupa el puesto 26, mientras que Arabia Saudí, el séptimo más rico del mundo, ocupa el 27.

El único factor monetario en el que debemos fijarnos es que los países nórdicos son conocidos por tener bajos niveles de desigualdad de ingresos, aunque los investigadores no han demostrado que esto se correlacione realmente con una alta satisfacción vital. Sin embargo, lo que sí han podido demostrar es que si la desigualdad de ingresos genera desconfianza, contribuye directamente a una menor satisfacción vital. En pocas palabras, la gente odia sentirse engañada.

Debe ser la genética, entonces. ¿Están biológicamente predispuestos a ser felices?

Incluso si la respuesta a esa pregunta fuera un sí rotundo, eso sólo esbozaría un tercio del panorama.

La ciencia lleva años diciéndonos que la genética desempeña un papel a la hora de explicar la satisfacción de las personas con su vida. Es lo que los expertos en felicidad llaman los "biomarcadores" de la felicidad.

Sin embargo, los estudios nos dicen que entre el 60 % y el 70 % de la diferencia de felicidad entre las personas se debe a factores externos, de modo que sólo el 30 % o 40 % restante es atribuible a la genética.

No es porque sean naciones "pequeñas" y "homogéneas

Los autores del WHR también afirman que no han podido demostrar que exista una relación entre el tamaño de la población de un país y la satisfacción vital.

Además, los países nórdicos no son precisamente homogéneos. Alrededor del 8 % de la población finlandesa ha nacido en el extranjero, aproximadamente el mismo porcentaje que en Dinamarca, donde el 7,5 % es extranjera. No es muy diferente en países como Francia, donde los inmigrantes representan alrededor del 10 % de la población.

En lo que realmente destacan [los nórdicos] es en confianza y benevolencia, tanto en sus instituciones oficiales como en su comportamiento privado.
Profesor John F. Helliwell
Editor del Informe Mundial sobre la Felicidad

Y aunque el 10 % parace una cifra significativa, los hallazgos del Informe Mundial de la Felicidad 2018 mostraron que la proporción de inmigrantes en un país no tiene ningún efecto sobre el nivel medio de felicidad de los nacidos localmente.

De los países más felices, 10 de la lista tenían una proporción común de inmigrantes que tenía de media el 17,2 %, que es aproximadamente el doble del promedio mundial.

Y lo que es más importante, otros análisis muestran que el efecto de la diversidad étnica en la confianza social pierde importancia cuando existen instituciones gubernamentales de calidad. Y esto nos lleva al elemento aglutinante de la felicidad nórdica: la confianza.

Hemos preguntado al editor del Informe Mundial sobre la Felicidad, John F. Helliwell, que lleva 25 años trabajando en encuestas sobre la felicidad: ¿cómo pueden ser felices las naciones al estilo nórdico?

"La respuesta es sencilla: hay que tener un alto nivel en las seis variables", bromea, refiriéndose a los seis indicadores clave del Informe sobre la Felicidad en el Mundo: PIB per cápita, apoyo social, esperanza de vida sana, libertad, generosidad y corrupción.

"Pero en lo que realmente destacan (los nórdicos) es en confianza y benevolencia, tanto en sus instituciones oficiales como en su comportamiento privado". ¿Qué significa esto en la práctica? Esto es lo que piensan los expertos.

¿Es porque son homogéneamente felices?

Por primera vez en 2023, el Informe sobre la Felicidad en el Mundo evaluó el tamaño de la brecha de felicidad entre las mitades más y menos felices de la población. Una clasificación más alta significa una menor desigualdad en la felicidad.

Todos los países nórdicos ocupan puestos altos en igualdad, lo que significa que la desigualdad de la felicidad es prácticamente inexistente. La mayoría de sus habitantes se consideran felices.

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"Y resulta que la gente es más feliz viviendo en países donde la brecha de la felicidad es menor. ¿Y dónde es menor la brecha de la felicidad? Pues en los países felices", declaró Helliwell a Euronews Next.

Por el contrario, Afganistán también tenía una de las brechas de felicidad más pequeñas en el WHR 2023, "pero por la peor de las razones: nadie es feliz". Continúa siendo el más infeliz, situado en 143º posición.

La calidad de las instituciones gubernamentales y la generosidad del Estado del bienestar

Tienen un impacto importante y positivo en la satisfacción vital. Tanto, de hecho, que el Índice de Percepción de la Corrupción puede funcionar como predictor de quién ocupará los primeros o los últimos puestos de la clasificación de la felicidad.

Los datos muestran que la gente está más satisfecha con su vida en los países donde hay calidad institucional. Esto suele dividirse en calidad democrática y calidad de ejecución. Esta última es la que está más fuertemente relacionada con la felicidad ciudadana, según el WHR: buenas pensiones, permisos parentales generosos, manutención de enfermos y discapacitados, sanidad y educación gratuitas, prestaciones de desempleo sólidas, etc.

Las instituciones gubernamentales de calidad consiguen que los niveles de desigualdad sean muy bajos, y eso hace felices a los ciudadanos porque sienten que pueden confiar en sus instituciones públicas.

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La confianza es muy importante

Así lo afirma Helliwell. Uno de los experimentos que han desarrollado para probar y demostrar la importancia de la confianza consiste en preguntar a la gente si cree que le devolverán la cartera si la pierde.

Los investigadores compararon la probabilidad de que un encuestado pensara que le devolverían la cartera perdida con su puntuación de satisfacción vital. Los resultados mostraron que aquellos que esperaban que les devolvieran la cartera tenían una evaluación vital más de un punto superior en una escala de cero a diez.

En otras palabras, las personas que confiaban en que les devolverían la cartera se consideraban más felices que las que no lo hacían.

Reader's Digest, una empresa estadounidense, realizó un experimento similar a escala mundial en 2021. ¿Adivinas en qué ciudad se devolvieron más carteras? Helsinki.

El Informe Mundial sobre la Felicidad utiliza la Encuesta Mundial Gallup como principal fuente de datos y pide a los encuestados que proporcionen una amplia "evaluación de la vida" utilizando la imagen mental de una escalera, con la mejor vida posible para ellos como un 10 y la peor posible como un cero.

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La clave está en los valores liberales: fiscalidad progresiva y libertad de elección.

Volvemos al dinero. Los investigadores han descubierto un fuerte vínculo entre la fiscalidad progresiva -un tipo impositivo que aumenta a medida que aumenta la base imponible- y la valoración que hacen los ciudadanos de su grado de felicidad.

La fiscalidad progresiva conduce a la felicidad a través de bienes públicos y comunes como la sanidad, la educación y el transporte público que los impuestos ayudan a financiar. Y en última instancia, lo han adivinado, la confianza. La gente confía en que el dinero se utilizará y distribuirá sabiamente.

De nuevo, en sociedades más igualitarias, la gente confía más en los demás. Y la confianza social contribuye a crear mejores instituciones.

¿Qué hay de las altas tasas de suicidio en los países nórdicos?

Si nos fijamos en la prevalencia de las emociones positivas en varios países a lo largo de los informes sobre la felicidad en el mundo, América Latina suele ocupar los primeros puestos, y sin embargo estos países ni siquiera llegan a estar entre los 20 primeros en la clasificación general de la felicidad.

Por otro lado, los países nórdicos aparecen como los más felices, pero no es allí donde la gente declara las emociones positivas más frecuentes. De hecho, la percepción que tienen de sí mismos los habitantes de las naciones escandinavas es bastante melancólica.

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Los países nórdicos tienen una asociación histórica con altas tasas de suicidio. En 1990, por ejemplo, la tasa de suicidios de Finlandia era tan alta que el país creó y puso en marcha la primera estrategia de prevención del suicidio del mundo.

Hoy en día, las tendencias en la región han mejorado mucho, pero Finlandia sigue ocupando el cuarto lugar en tasas de suicidio juvenil. Helliwell afirma que el modelo de felicidad "encaja perfectamente" con las lamentables estadísticas.

Por ejemplo, la medida que califica la calidad del Gobierno "es muy importante para apoyar la satisfacción vital de las personas, pero no tanto para prevenir el suicidio", afirma.

"Las creencias religiosas son muy importantes para detener los suicidios, pero no tanto para producir felicidad con la vida. El divorcio es malo para ambas cosas, pero es peor para los suicidios que para la valoración de la vida".

"Suecia, por ejemplo, con un Gobierno de alta calidad, altas tasas de divorcios y baja afiliación religiosa va a tener una mayor tasa de suicidios prevista, en relación con su felicidad".

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En definitiva, esto significa que los mismos indicadores que predicen la felicidad no están necesariamente relacionados con la probabilidad de suicidios. Según Helliwell, esta desafortunada tendencia podría explicarse por factores culturales.

"El suicidio, al igual que otros tipos de comportamiento antisocial, tiene un cierto aspecto cultural... de la misma manera que hay adicciones de diversos tipos que se concentran en regiones debido a una especie de retroalimentación positiva local", explica a 'Euronews Next'.

"En este caso, se trata de una retroalimentación negativa, en cierto sentido, y la gente copia el comportamiento desafortunado de otras personas como mecanismo de supervivencia".

El tiempo no influye mucho en tu felicidad general

La temperatura media anual más cálida en el suroeste de Finlandia es de 6,5 °C. Y a partir de ahí, hacia el este y el norte, la temperatura media no hace más que descender.

Es cierto que los inviernos nórdicos son largos, oscuros y fríos, y la mayoría de nosotros asociamos las temperaturas más cálidas y los días soleados con la felicidad. Pero las conclusiones del informe sugieren que el efecto sobre la puntuación de la felicidad es bastante insignificante.

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La gente se adapta al clima, lo que significa que las lluvias torrenciales, las tormentas de nieve y las temperaturas bajo cero no suelen afectar a la satisfacción vital de quienes están acostumbrados a vivir en esas circunstancias.

Entonces, ¿qué podemos hacer para ser felices como los nórdicos?

Los países nórdicos han conseguido entrar en un círculo muy virtuoso, en el que unas instituciones eficientes y democráticas son capaces de proporcionar seguridad a los ciudadanos, de modo que éstos confían en las instituciones y entre sí, lo que les lleva a votar a políticos que prometen y ofrecen un modelo de bienestar exitoso.

Sin embargo, hay algunas cosas que sí se pueden hacer. "Descubrimos que la gente es mucho, mucho más feliz si siente que está en un entorno en el que la gente le va a cubrir las espaldas. Y es muy importante decírselo a la gente, porque en todo el mundo no entienden lo generosos que son los demás", afirma Helliwell.

Dice que la confianza que depositamos en los demás es en realidad mayor de lo que creemos. La falta de confianza nos hace infelices. O al menos, no felices como los nórdicos.

Helliwell también afirma que una de las razones por las que la gente subestima la benevolencia de sus vecinos es porque no oye hablar de ella en los medios de comunicación.

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"Lo que da argumentos a favor de las buenas noticias y demuestra que son realmente importantes, porque es lo que determina lo que uno piensa de sus vecinos", afirma.

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