La Comisión ha puesto en marcha una nueva estrategia para construir su arsenal de crisis sanitarias y proteger a los ciudadanos de la próxima pandemia.
En la era postCOVID, la Unión Europea está adoptando un planteamiento conocido (más vale prevenir que curar) con el objetivo de evitar la próxima gran crisis sanitaria reforzando su infraestructura de preparación. ¿Cómo? Aumentando su capacidad de respuesta a una amplia gama de amenazas para la salud mediante la mejora del acceso a los tratamientos.
Este es el núcleo de la nueva estrategia de contramedidas médicas de la UE, presentada la semana pasada en Estrasburgo. "Hoy reforzamos el escudo protector de Europa en un mundo más impredecible. Estamos haciendo de la preparación nuestra nueva forma de vida para mantener a la gente segura, sana y confiada en el futuro", declaró Hadja Lahbib, comisaria de Preparación de la UE.
Las contramedidas médicas se refieren a herramientas esenciales como vacunas, terapias, diagnósticos y equipos de protección individual (EPI). "Se trata básicamente de un arsenal de productos que nos permitirán proteger a los ciudadanos en caso de que surja una emergencia sanitaria", explica un funcionario de la UE.
La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto graves limitaciones en la capacidad de Europa para acceder a estas herramientas y distribuirlas. En respuesta, la nueva estrategia propone 17 acciones clave para garantizar un acceso equitativo y oportuno en toda la UE. Estas acciones siguen un planteamiento "de extremo a extremo", desde la vigilancia de la amenaza hasta el despliegue final de las contramedidas. "En la próxima crisis, lo que queremos es acortar al máximo esa espera", dijo Lahbib.
¿Para qué se prepara Europa?
La estrategia aborda un amplio espectro de posibles amenazas para la salud, desde virus respiratorios y de contacto propensos a pandemias, como el COVID-19, hasta zoonosis como la gripe aviar, pasando por enfermedades emergentes y reemergentes, como el ébola. La estrategia también menciona la hipotética "enfermedad X", un término creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para representar un patógeno hipotético y desconocido que algún día podría causar una grave epidemia o pandemia internacional.
También se tienen en cuenta los virus como el dengue y el del Nilo Occidental transmitidos por mosquitos y garrapatas, así como la resistencia a las bacterias que causa 35.000 muertes al año en la UE. Por último, pero no por ello menos importante, la estrategia incluye las amenazas relacionadas con la seguridad, incluidos los ataques químicos y las consecuencias de los conflictos armados, aunque de momento no hace referencia a las amenazas nucleares.
Los retos pendientes
Pero aún quedan obstáculos importantes. "Las contramedidas médicas son especialmente complejas de almacenar. Para almacenar una vacuna o un tratamiento, primero tiene que existir", dijo Lahbib. Uno de los principales componentes de la estrategia es la puesta en marcha de un programa de aceleración de contramedidas médicas, una ventanilla única para guiar a investigadores y PYME desde las primeras fases de investigación hasta la producción.
La UE también está poniendo en marcha una estrategia flexible de almacenamiento, adaptada a riesgos específicos. Un ejemplo reciente: durante los Juegos Olímpicos de París 2024, la Comisión autorizó la recopilación de kits médicos de emergencia, EPIs y detectores portátiles procedentes de las reservas de rescEU. "Tales reservas pueden servir de refuerzo temporal a las capacidades nacionales permanentes, haciendo frente a los retos excepcionales que plantean tales acontecimientos", señaló Lahbib.
La información ante todo
A pesar de estos avances, sigue existiendo un reto importante: el intercambio de información. "Toda estrategia necesita un presupuesto y, por supuesto, la preparación no sale gratis, pero lo más importante ahora mismo es mejorar la coordinación", señaló Lahbib.
En la actualidad, la UE carece de una visión global de qué países tienen qué suministros, dónde están las lagunas y qué falta. Los Estados miembros suelen mostrarse reacios a compartir información sobre reservas estratégicas por razones de interés nacional. Sin embargo, una mayor transparencia es vital para evitar duplicidades y maximizar la eficacia. Por el momento, solo tres países (República Checa, Finlandia y Estonia) participan plenamente en los esfuerzos centralizados de almacenamiento de la UE.