Un nuevo estudio revela que las etiquetas de calorías en los menús de restaurantes británicos apenas redujeron un 2% las calorías ofrecidas. Los investigadores concluyen que el impacto de la medida en la salud pública es "modesto o limitado".
Cuando se obliga a los restaurantes a mostrar el número de calorías de sus platos y menús, podría pensarse que intentarían ofrecer opciones más saludables. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en Inglaterra sugiere que esto apenas ha sucedido.
En 2022, el Gobierno británico comenzó a exigir a los grandes restaurantes, pubs, cafeterías y cadenas de comida rápida que incluyeran etiquetas de calorías en sus menús, con el objetivo de ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables y combatir la obesidad.
Dos años después, el impacto parece haber sido mínimo. Según un estudio publicado en la revista 'BMJ Public Health', el contenido calórico promedio de los menús solo cayó un 2% tras la implementación de la medida. Los investigadores califican ese cambio como un "impacto modesto o limitado en la salud pública".
Los resultados ponen en duda la eficacia de esta política, que en su momento fue celebrada como una herramienta clave contra la epidemia de obesidad. De hecho, investigaciones previas ya habían mostrado que los consumidores apenas modificaron sus elecciones después de la entrada en vigor de la norma, manteniendo un consumo calórico similar al de antes.
Comer fuera de casa se asocia con mayor riesgo de obesidad, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Por eso, los expertos esperaban que el etiquetado impulsara a los restaurantes a una "salud por sigilo", reduciendo discretamente el azúcar, la sal o las grasas de sus recetas.
Pero los datos no respaldan esa hipótesis. El estudio, que analizó más de 31.000 artículos de menú de 78 cadenas antes y después de la entrada en vigor de la política, halló que las calorías de los platos que se mantuvieron en los menús no cambiaron significativamente. Solo se observó una reducción moderada en las calorías de bebidas gaseosas, refrescos sin alcohol y hamburguesas.
Algunos productos muy calóricos han sido retirados del menú
Las variaciones también dependieron del tipo de establecimiento. Los locales de ocio y entretenimiento redujeron sus calorías en un 13,5%, seguidos por los pubs (9%) y los restaurantes (5%). Sin embargo, los investigadores explican que estas reducciones se deben principalmente a que algunos productos muy calóricos fueron retirados del menú y reemplazados por alternativas más ligeras, más que a una reformulación real de las recetas.
"Encontramos más evidencia de cambio de menú que de reformulación", señalaron los autores del estudio. "Los artículos eliminados tendían a tener un contenido energético más alto que los que permanecieron".
Los expertos subrayan que políticas como el etiquetado de calorías parecen tener menos efecto que medidas más directas, como el impuesto a las bebidas azucaradas del Reino Unido, que sí motivó a los fabricantes a reducir el contenido de azúcar en sus productos.
Los hallazgos llegan en un contexto preocupante: la obesidad sigue en aumento en el Reino Unido. Actualmente, el 26,5% de los adultos en Inglaterra son obesos, una tendencia al alza respecto a hace una década. Además, solo el 31,3 % de los mayores de 16 años afirma consumir al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras.
El Gobierno británico estima que, si cada persona redujera su consumo en apenas 50 calorías diarias, dos millones de adultos y 340.000 niños podrían salir de la categoría de obesidad.