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Región del Egeo en Turquía o el mejor lugar para alejarse del ‘caos’ de la ‘vida moderna’

Región del Egeo en Turquía o el mejor lugar para alejarse del ‘caos’ de la ‘vida moderna’
Derechos de autor euronews
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Por Cinzia RizziEuronews
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Seferihisar presentó su candidatura a la red en 2009, bajo el lema ‘apoyo a los productores locales’. Finalmente, se convirtió en la primera ‘ciudad lenta’ de Turquía, al cumplir con los 70 criterios establecidos.

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La región del Egeo, en Turquía, es un lugar donde se puede experimentar la inmersión en la naturaleza, disfrutar de alimentos de kilómetro cero y vivir de forma ‘sostenible’. Seferihisar, situada a unos 50 kilómetros de Esmirna, es una de las ciudades más tranquilas, históricas y bellas de la zona. Y es la primera localidad ‘Cittaslow’ del país.

El mejor lugar para alejarse del ‘caos’ de la ‘vida moderna’

‘Cittaslow’ es una organización fundada en Italia hace veintitrés años, e inspirada en el movimiento de la ‘comida lenta’. Se trata de una red de ciudades y pueblos que se adaptan al ritmo de vida lento, y pretende evitar la alteración de la originalidad, la cultura local y la historia de las ciudades, debido a la globalización.

Seferihisar presentó su candidatura a la red en 2009, bajo el lema ‘apoyo a los productores locales’. Finalmente, se convirtió en la primera ‘ciudad lenta’ de Turquía, al cumplir con los 70 criterios establecidos. La localidad cuenta con cuatro mercadillos semanales. Uno de ellos es el famoso Bazar Sığacık.

En ese espacio, todo lo que se compra es 100 % local, se utiliza energía limpia y las farolas funcionan con energía solar. A lo largo de los años, Seferihisar ha puesto en marcha muchos programas innovadores en su calidad de ‘ciudad lenta’, y hay multitud de proyectos más, como nos explica Candaş Balta, coordinador de ‘Cittaslow’ Seferihisar. "El plan más importante es, en realidad, un proyecto agrícola. Tenemos muchas semillas, más de 200 tipos diferentes de simientes locales, desde las de tomates a las de pimientos, etcétera. Por eso, hemos creado algunos bancos de semillas. Reunimos todas las simientes locales en estos bancos, y las compartimos con la gente que vive en Seferihisar. Además, las compartimos en la red internacional Cittaslow".

Sin duda, una de las mejores y más ecológicas formas de visitar la zona es hacerlo en bicicleta. La región del Egeo, en Turquía, es una especie de ‘país de las maravillas’ para los ciclistas. Se puede pedalear y visitar sus históricas localidades, sus hermosas costas y sus fantásticas zonas campestres. Existe una amplia red de carriles para ciclistas. Un tramo de la EuroVelo 8, una ruta de casi 6 000 kilómetros que recorre 11 países, pasa por la región. En el transcurso del viaje es imposible perderse sus campos plagados de olivos, considerados míticos y sagrados en Turquía, país que figura entre los principales productores de aceite de oliva, del mundo.

La región perfecta para cultivar aceitunas y uvas

En su periplo por la región del Egeo, la periodista Cinzia Rizzi viaja a Urla, a pocos kilómetros de Seferihisar, donde la historia de la producción de aceite de oliva es tan antigua como la propia civilización. Se dice que su antigua ciudad albergó el centro de producción de aceite de oliva más antiguo del mundo: ¡un espacio que databa del siglo VI antes de Cristo!

"El cultivo del olivo no solamente es importante desde el punto de vista agrícola, también lo llevamos en la sangre, en un sentido cultural y social. Y, además, se trata de un árbol sagrado", afirma Duygu Özerson Elakdar, propietaria de Hiç Olive Oil. "Actualmente, se cultivan aceitunas en todas las regiones de Turquía. En nuestro país hay registradas 96 variedades de aceitunas. Todos los aromas y sabores únicos de estas variedades constituyen una riquísima 'biblioteca' del olivo", añade.

Para tratar de comprender la importancia de este producto en Urla, la cocina local ofrece en la zona platos llamados ‘Zeytinyağlılar’, que literalmente significa ‘los elaborados con aceite de oliva’. "No se te ocurre pensar en cocinar algo sin utilizar aceite de oliva. Sobre todo, si hablas de Urla. En esta localidad, todo se elabora con aceite de oliva. Esto es indiscutible", señala Duygu.

No es la época adecuada para la recolección de aceitunas, pero hay otros productos silvestres que merece la pena recolectar. Las plantas silvestres comestibles se han utilizado tradicionalmente en la cocina de Urla, durante siglos. Además, están muy bien integradas en la cultura culinaria de Urla.

En esta localidad, es habitual utilizar las hojas de las hierbas silvestres en la cocina, así como sus raíces, flores y semillas, contemplando la situación con una perspectiva gastronómica futurista.

Entre los diferentes productos, hay uno cultivado a nivel local, que combina muy bien con los platos de aceite de oliva: el vino. Urla tiene una larga historia relacionada con la producción de vino. En su elaboración se emplean uvas regionales de Anatolia, y se cuenta con la experiencia transmitida de generación en generación.

"Como todas las zonas del mundo buenas para la producción de vino, Anatolia está considerada como una región cálida. Cuenta con un clima mediterráneo", explica Bilge Benigisu Oğunlu, propietaria de Urlice Wines. "Hay muchos días soleados, sin nubes, y tenemos un suelo calcáreo que mantiene la humedad. Conserva esa humedad, y esto te permite llevar a cabo una agricultura de secano. No hace falta regar. Las viñas están ‘brillantes’, incluso, en septiembre y noviembre".

La proximidad al mar también desempeña un papel importante. "Nos encontramos muy cerca del mar. Nos llegan vientos del norte, refrescantes, y también del sur. Así que, esto es como una especie de península, y eso nos permite elaborar vino en un clima tan cálido", explica Bilge.

En la zona se elaboran vinos que han sido premiados, con variedades de uvas que cuentan con 6 000 años de historia. La vendimia se celebra, de manera notable, con la ‘Fiesta Anual de la vendimia de Urla’. Durante dos días se pisa la uva, hay actuaciones en directo, y multitud de actividades, en las que participa gente llegada de todo el mundo.

No es casualidad que, no muy lejos de allí, se encuentren los vestigios de la antigua ciudad de Teos, sede del templo dedicado a Dioniso, el ‘dios griego del vino’.

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