La familia real británica abandona la Iglesia de Santa María Magdalena en Norfolk, tras el bautizo de la princesa Carlota, de
nueve semanas de edad.
Carlota entraba en la ceremonia dentro de un cochecito empujado por su madre, la duquesa de Cambridge, y flanqueado por su padre el príncipe Guillermo y su hermano el príncipe Jorge. A pocos metros, una multitud entusiasta felicitaba a todos los miembros de la familia y no perdía la ocasión de tomar una fotografía del momento.