Hombres y mujeres, disfrazados de osos, bailan por las calles para dar la bienvenida al Año Nuevo
Acompañados por tamborileros y un “domador de osos” que canta, la danza del oso tenía la intención de ahuyentar a los malos espíritus.
Sus orígenes provienen de cuando los gitanos locales, también conocidos como los Roma, descendían a las ciudades desde los bosques en los que vivían y traían con ellos osos auténticos.
Según la leyenda, si un oso entra en la casa, la buena suerta está echada.