Mientras prosigue el rescate de la población más aislada por las inundaciones en torno a la presa de Nueva Kajovka, crece el temor a enfermedades infecciosas por la gran contaminación del agua, que ha arrasado cementerios, almacenes de petróleo y de aceite de motor.
Mientras, en Berlín, un grupo de manifestantes ha protestado metiéndose en el lago Schlachtensee contra el ataque a la instalaciones de la central hidroeléctrica, del que se acusan mutuamente Ucrania y Rusia.