Cientos de recolectores de caucho marcharon por Belém el jueves, mientras la ciudad acoge las negociaciones climáticas de la ONU.
Reclamaron el fin de la deforestación y más apoyo para proteger el bosque que sustenta su trabajo. Muchos llevaban porongas, lámparas que antes se usaban para iluminar la extracción de látex por la noche y hoy son símbolo de su lucha.
La manifestante Andrivania de Lima Soares dijo que las comunidades ribereñas corren el riesgo de perder sus derechos, sus tradiciones y ríos limpios a medida que avanza la deforestación. Entre los manifestantes estaba Angela Mendes, hija del fallecido activista Chico Mendes.
El grupo confiaba en que sus reivindicaciones llegaran a los delegados de la COP30, que este año se centran en medidas concretas en lugar de un único gran pacto.